Desde que tengo uso de la razón, y a través de mi formación personal, espiritual y académica, y en franca relación con los principios y conceptos universales, he sabido siempre que el amor es el sentimiento más fuerte, hermoso, inclaudicable; etc, que mueve todos y cada uno de los cimientos de nuestra existencia. Obviamente, para bien y beneplácito de nuestra salud emocional, y de nuestra alma toda, así como de nuestra propia vida.
Unos dicen que el amor es la conjugación de la humildad, matizada de loables principios, por la que estamos siempre dispuestos a dar mucho más de lo que se recibe. Otros dicen que el amor es la verdad misma que te brota desde el alma, y que por esa simple razón, te induce a realizar imposibles, y a perdonar sin condiciones. Otros también dicen que el amor es la más clara manifestación de afecto entre los seres con vida racional; y a ratos, hasta irracional.
Yo digo, y para graficarlo mejor, por ejemplo, que el amor es el latido fuerte en el pecho de una madre, sus lágrimas, sus desvelos, su entrega total sin condiciones. Es también, la reflexión en las mágicas noches de desvelo cuando miramos a nuestros hijos mientras duermen, después de una fuerte reprimenda que le hemos dado. Ese mismo amor es además la interrelación, moral y perfecta, entre dos seres que se necesitan y que se respetan.
En fin, distinguidos lectores, el amor puede, y debe tener millones de conceptos y definiciones, siendo por aquello que se ha constituido en el motor que mueve sin fronteras a la humanidad.
Como quisiera en verdad poder entender que muy aparte de mi inclaudicable amor por mi padre, mis hijos, mis hermanos, mis primos, mi prójimo, mis amigos; que siendo todos varones, pueda yo sentir amor por otro hombre, cuya finalidad esté solamente identificada y matizada del deseo carnal y hasta de lujuria, muy aparte de sentir piel a piel lo mismo que, por ejemplo, siento por la mujer que amo. Como..?
No soy nadie capaz de juzgar la vida de otro ser humano, tampoco debo calificar conductas ajenas; obviamente, siempre que no traspasen mis principios y el de los míos. Tampoco quiero condenar lo que a simple vista escapa de todo sentido normal-moral y humano, como una especie de norma de vida.
Solo sé que, a pesar de las ideas de algunos que para nada creen en Dios, ni tampoco privilegian la real y verdadera proporcionalidad del principio y la moral, repito, pretenda hoy por hoy, pensar siquiera que a través de la firma de un documento, y más allá de todo show mediático; manipulado o no por terceros interesados en querer cambiar el mundo a su manera, quieran entre dos personas del mismo género, concebir un acto conyugal llamado matrimonio, para luego llamarse “esposos”.
Si es tanto “el amor” que los une, o es tan fuerte el deseo de compartir juntos una cama, siempre que no se rompa con las normas de vida previamente establecidas, no necesariamente éstas símiles parejas necesitan de un “matrimonio” para convalidar o demostrarse aquel sentimiento mutuo.
Doy infinitas gracias a Dios y a mis padres, por haberme enseñado siempre a solidificar y privilegiar un sentimiento tan hermoso, cuya perfecta esencia es la inducción de verdadera vida, así como la llama ardiente que; aun siendo flama, no te quema, solo te conmueve y te enseña precisamente a distinguir entre el blanco y el rosa.
¡EN LO PERSONAL, ME SIENTO MAGISTRALMENTE BIEN POR SER UN VARON!
FEcitaciones un articulo bien trasado usando un lenguaje bien claro, el hombre es hombre y la mujer es mujer no hay que darle vuelta , aquiellas personas com inclinaciones diferentes son respetables . pero que ellos nos respeten
He recibido muchos mensajes que se identifican plenamente con mis conceptos, así como unos cuantos que difieren de los mismos, y en uno de ellos se destaca el rechazo a la existencia de Dios-Supremo.
No pretendo para nada desgastar ningún tipo de energías con la finalidad de convencer absolutamente a nadie sobre la existencia de Un Ser Supremo; aquel a quien una inmensa y casi total mayoría a nivel mundial, invocan, aman y respetan.
Obviamente que desde el génesis de nuestra existencia, e incluso a través de las ciencias, hemos sabido distinguir que; en función de la creación y la reproducción de vida, aquello no es producto de la unión entre dos personas de un mismo sexo. RRO