La historia de Nicaragua es similar al de otros países latinoamericanos, gobernada por dictadores. Anastasio Somoza García (1896-1956), apodado “Tacho”, asume el poder en 1937 e inaugura una dinastía familiar; tras una farsa electoral se hace reelegir hasta 1957 y declara: “pienso permanecer en el poder no menos de 40 años”; en 1955, reforma la Constitución para poder ser reelegido en 1957; el destino le juega una mala pasada, sufre un atentado y muere el 29 de agosto de 1956. A la muerte del dictador, le suceden dos de sus hijos, Luis Somoza Debayle como Presidente y Anastasio, apodado “Tachito”, como jefe de la Guardia Nacional; Luis gobierna hasta 1963, el sello impreso por su padre se mantiene: corrupción, abuso del poder, represión y autoritarismo. De 1963 hasta 1967, hay un paréntesis en el control del poder, gobiernan dos títeres de los Somoza. En 1967 asume el poder “Tachito”; su gobierno es la continuación de su padre y hermano. La lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) no le da tregua, obligado a renunciar, huye del país; se dice que ya estaba preparando a su hijo Anastasio Somoza Portocarrero para la “sucesión dinástica”.
El 19 de julio de 1979, asume el poder la Coordinadora de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, encabezada por Daniel Ortega, líder del FSLN.
Daniel Ortega convocó a elecciones y fue elegido para el período de 1985 a 1990; en 1990 convoca a elecciones y es derrotado por Violeta Chamorro.
Por 5ª vez, Ortega se postula para el período presidencial 2006-2011 y gana; siguiendo la franquicia bolivariana para perpetuarse en el poder no obstante el artículo 147 de la Constitución que establece: “No podrá ser candidato a Presidente ni Vice-Presidente de la República: a) El que ejerciere o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República (…), ni el que la hubiere ejercido por dos períodos presidenciales”. Ortega ya había sido 2 veces Presidente de Nicaragua; sin embargo, la Corte Suprema dio el visto bueno para que pudiera ser candidato y ser reelegido.
Ortega pretende perennizarse en el poder, ha enviado a la Asamblea una propuesta de reformas, igual que en los tiempos de la “dinastía de los Somoza”. Su gobierno se caracteriza por la persecución sin tregua contra sus adversarios. Sus principales enemigos: la prensa independiente, sus críticos, artistas y escritores, como el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, además los hermanos Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, y todos aquellos que se atreven a desafiar su sistema totalitario que está implantando.
La dictadura plebiscitaria ha sido implantada en los países de la Alba; el desaparecido Chávez ya lo hizo en Venezuela y ahora pretenden con todo el descaro, Morales en Bolivia y ahora Ortega en Nicaragua.
Le completo su artículo caballero… y también en el Ecuador donde Rafael Correa siguiendo la franquicia de Cubazuela, pretende reencarnar a Somoza, pues su gobierno se caracteriza por persecuciones, corrupción, nepotismo y arbitrariedades.
Todas las dictaduras variopintas son crueles y sádicas, porque oficializan la lambonería, la corrupción y el crimen de Estado. El dictador wannabe destruye todas las instituciones que antes protegían a sus ingenuos electores. Es nuestro caso.
En cuanto al dictador Ortega (y la meretriz que le sirve de mujer) tema de su artículo; ese perro sarnoso -con el perdón de los amantes de los animales- no merece ni una línea de comentario. Pero gracias por su reseña histórica. Mil gracias.