Por César Emilio Febres-Cordero Loyola
Nuestra querida ciudad se encuentra ya muy cerca de las elecciones seccionales del año próximo y ya se respira de nuevo el aire electoral a solo meses de los últimos comicios. Después de todo, hemos vivido ya algunas elecciones recientemente. Pero yo no quiero inclinarme en este artículo por ningún candidato o movimiento político, más bien quiero solamente dar mi punto de vista sobre lo que necesita Guayaquil, el puerto principal del Ecuador y una ciudad con un gran peso histórico, político y económico sobre el país.
Guayaquil, como toda metrópoli, enfrenta una buena cantidad de problemas hoy por hoy: inseguridad, pobreza, insalubridad, tráfico molesto, alcoholismo y drogas, etc. Según mi parecer, en primer lugar necesitamos un liderazgo político honesto, abierto pero resuelto a, usando las medios buenos y correctos, sacar a la ciudad adelante. Este liderazgo debería considerar que probablemente si los políticos se pusieran de acuerdo se podrían alcanzar más objetivos con mayor facilidad. ¡Qué bueno fuese si en vez de decidir netamente por las buenas propuestas de un candidato, pudiésemos saber que el ganador también tendría en cuenta todos los proyectos ajenos positivos para nuestro Guayaquil!
Ese esfuerzo coordinado lo veo yendo a la par con el fin de la demagogia, venga de donde venga, para que el pueblo ya no se deje llevar por la rimbombancia de las elecciones sino por el civismo y el deseo de ayudar a la ciudad de distintas maneras. Eso viene muy relacionado con otra gran necesidad no solo de la Perla del Pacífico sino de todo el Ecuador y el mundo: la educación. Con una mejor calidad en la educación, la vida política se haría más seria, más extensiva al público en general y habría mayor paz, la cual debemos siempre salvaguardar. La educación es vital, y no debemos olvidar que empieza desde casa. Con ella podemos además de conocer, desarrollar nuevas cosas. ¿No sería bueno ver un Guayaquil centro de cultura y de progreso?
Pienso yo que si la gente empezara a dar su opinión y hacerla más fuerte con sus argumentos, las comunidades podrían presentar sus proyectos con mayor frecuencia y de mejor manera, para que los políticos puedan entonces ampliar su visión sobre la situación de la ciudad. ¡¿Quiénes mejores para hablarnos de las necesidades de un sector que sus propios moradores?! Ellos, junto a los políticos y los profesionales, sumados al apoyo de todos sus conciudadanos pueden salir adelante.
En resumen, educación en el hogar y las instituciones educativas, conceso político e ideas innovadoras y positivas, son parte de lo que pienso llevaría a Guayaquil adelante. Pero más allá, creo que es cuestión de amar y servir honradamente y de manera sacrificada en nuestras aulas, nuestros lugares de trabajo, nuestros hogares y en cada ámbito de nuestras vidas para que veamos un mejor Guayaquil, para sus hijos, para el Ecuador, y por qué no, para el mundo entero.
Muy bien, César Emilio. La lucha política no debe ser una lucha contra las personas sino para alcanzar lo mejor para la mayoría. Es posible que alguna vez se consiga que un ganador tome en cuenta las propuestas correctas de los otros candidatos.
Todos los puntos que menciona son muy importantes para el progreso de nuestra querida Guayaquil; pero lamentablemente existe una confrontación entre la Administración Municipal y el Gobierno Central. Que bueno sería si ambos trabajaran juntos, se podría decir que se harían mejores obras, se sumarían más los buenos contra los malos, y nuestra ciudad con mucho lujo seguirá siendo la «PERLA DEL PACIFICO» o el «GUAYAQUIL DE MIS AMORES». Arriba costeños, serranos, cholos, negros, blancos, pobres, ricos, extranjeros, todos somos GUAYAQUIL, todos somos ECUADOR.