21 noviembre, 2024

¿Qué hacer cuando nos encontramos con las drogas?

Es un tema de salud pública, social, familiar, individual que nos impacta a todos. La represión social, civil, no ayuda, aunque se necesita poner límites. El “permisivismo”, limitado por cierto, como hacen en otros países ¿ayudará a tomar consciencia de lo beneficioso o no para la salud humana? Si bien puede ayudar a desenmascarar la hipocresía social reinante, pues cada vez más jóvenes y adultos consumen y necesitan drogarse para tranquilizarse, no hay estadística, aún, que revele que se ha disminuido el consumo y la problemática de fondo: ¿qué modelo de ser hombre y mujer es el que estamos forjando y el que las nuevas generaciones se están empapando?

Cuando hablamos de drogas en los colegios, estamos hablando de la triple encrucijada en que se encuentran nuestros jóvenes de hoy en el proceso de dejar de ser niño y comenzar a ser hombre y mujer de verdad, en donde las drogas, el sexo (homosexualidad y relaciones sexuales), y el alcohol son los temas comunes con que se encuentran a la vuelta de la esquina, en la misma casa, en el colegio, y en donde se está jugando el proceso de transmisión de valores y construcción de la personalidad auténtica que debe forjarse en esta bella etapa de la vida, que es el proceso de individuación del ser humano. Los jóvenes son presas fáciles de esa confusión reinante en nuestra sociedad, falta de modelos auténticos, transmutación de valores, nuevos códigos, nuevos enfoques.

¿Qué hacer? Solo el que busca encuentra y el que da es el que recibe es la lógica creyente de todos los tiempos. El hombre/mujer nuevo que revela el Evangelio de Jesús de Nazaret, no se impone, se propone. La semilla de plenitud implantada en nuestra naturaleza dará su fruto si sabemos regarla, podarla, embellecerla. Es la tarea de educadores y padres/madres auténticos. Por ello, como aconseja el Dr. Willliam Pollack, en su libro ¿QUÉ PASA CON LOS MUCHACHOS HOY? (Ed. Norma, Bogotá, 1999 pgs, 209ss) que debemos:

Aprender a discutir honestamente los complejos problemas de la adolescencia: reconocer honestamente la ambigüedad actual de los modelos planteados y la sinceridad de lo que siente tanto el adolescente como sus padres y educadores. Hay una gran diferencia entre un padre que trata de controlar a un adolescente y uno que trata honestamente de reconectarse con su hijo.

No espere hablar de los temas difíciles de la adolescencia, como las drogas. Busque el lugar correcto y el momento indicado. Lo que se puede hablar en el colegio no pasa de ser mera información. Lo que se conversa en la intimidad del hogar es lo que forma.

Sea positivo. Aproveche todas las posibilidades que tiene para decirle a su hijo e hija que lo quiere. Cuando alguien se droga, alcoholiza o prostituye es que busca suplir una carencia emocional.

Demuestre que comprende la encrucijada adolescente. Para proteger a los chicos usted debe mirar con simpatía y comprender el adolescente de hoy. Dialogue desde su propia experiencia en la superación de los conflictos. No son recetas, son actitudes.

¿POR QUÉ DEBEMOS HABLAR DE LOS TEMAS COMPLEJOS?
Para tener criterio propio y no ser presa fácil del abuso o de una corriente.

¿UN TEMA PUEDE LLEVAR A OTRO?
No necesariamente, pero están conectados, por ellos debemos informarnos con quien nos puede formar.

¿QUÉ HACER CUANDO SE CAE EN UN VICIO?
Buscar salida, siempre se puede: dialoga, comprende, pon límites.

Artículos relacionados

Nosotras las Madres

Love

“Cuando Sarmiento se echaba en la noche a descansar de las duras fatigas del Gobierno, de las peleas del Congreso, pasaba la mano en la colcha tejida por su madre y se dormía, era una colcha, que sobre un fondo de rosas de hilo, en letras bordadas decía: “Paula Albarracín a su hijo D.F. Sarmiento, trabajo de sus manos a los 84 años de edad”
Para abrigar a su hijo con una colcha de amor, Paula era capaz de recordar los signos del Alfabeto.” Germán Arciniega

Hijos! Nosotras las madres, igual que Paula, somos capaces de tantas cosas por ustedes, sin importar los años que tuviéremos.
Aún a los cincuenta o a los cien años, podríamos repasar los días de su infancia, para no dejarles morir en nuestras vidas.
Escuchar nuevamente el grito que lanzaron, al salir a la luz de nuestra entraña, anunciando con fuerza, que vivían.

¡Su corazón siempre te habla!

Aunque no escuches porque el ruido de la vida ahoga Su voz, aunque permanezcas sordo
al sonido universal de Su existencia, aunque creas que estás solo en el silencio doloroso
que a veces es la vida, no es así, Su corazón siempre te habla.

Al despertar, en el susurro de la luz del día, al atardecer, en el sonido de la naturaleza, en
la noche, en el murmullo de la oscuridad, Su voz dice algo para ti.

¡Mantente atento! Su corazón siempre te habla.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×