Es un tema de salud pública, social, familiar, individual que nos impacta a todos. La represión social, civil, no ayuda, aunque se necesita poner límites. El “permisivismo”, limitado por cierto, como hacen en otros países ¿ayudará a tomar consciencia de lo beneficioso o no para la salud humana? Si bien puede ayudar a desenmascarar la hipocresía social reinante, pues cada vez más jóvenes y adultos consumen y necesitan drogarse para tranquilizarse, no hay estadística, aún, que revele que se ha disminuido el consumo y la problemática de fondo: ¿qué modelo de ser hombre y mujer es el que estamos forjando y el que las nuevas generaciones se están empapando?
Cuando hablamos de drogas en los colegios, estamos hablando de la triple encrucijada en que se encuentran nuestros jóvenes de hoy en el proceso de dejar de ser niño y comenzar a ser hombre y mujer de verdad, en donde las drogas, el sexo (homosexualidad y relaciones sexuales), y el alcohol son los temas comunes con que se encuentran a la vuelta de la esquina, en la misma casa, en el colegio, y en donde se está jugando el proceso de transmisión de valores y construcción de la personalidad auténtica que debe forjarse en esta bella etapa de la vida, que es el proceso de individuación del ser humano. Los jóvenes son presas fáciles de esa confusión reinante en nuestra sociedad, falta de modelos auténticos, transmutación de valores, nuevos códigos, nuevos enfoques.
¿Qué hacer? Solo el que busca encuentra y el que da es el que recibe es la lógica creyente de todos los tiempos. El hombre/mujer nuevo que revela el Evangelio de Jesús de Nazaret, no se impone, se propone. La semilla de plenitud implantada en nuestra naturaleza dará su fruto si sabemos regarla, podarla, embellecerla. Es la tarea de educadores y padres/madres auténticos. Por ello, como aconseja el Dr. Willliam Pollack, en su libro ¿QUÉ PASA CON LOS MUCHACHOS HOY? (Ed. Norma, Bogotá, 1999 pgs, 209ss) que debemos:
Aprender a discutir honestamente los complejos problemas de la adolescencia: reconocer honestamente la ambigüedad actual de los modelos planteados y la sinceridad de lo que siente tanto el adolescente como sus padres y educadores. Hay una gran diferencia entre un padre que trata de controlar a un adolescente y uno que trata honestamente de reconectarse con su hijo.
No espere hablar de los temas difíciles de la adolescencia, como las drogas. Busque el lugar correcto y el momento indicado. Lo que se puede hablar en el colegio no pasa de ser mera información. Lo que se conversa en la intimidad del hogar es lo que forma.
Sea positivo. Aproveche todas las posibilidades que tiene para decirle a su hijo e hija que lo quiere. Cuando alguien se droga, alcoholiza o prostituye es que busca suplir una carencia emocional.
Demuestre que comprende la encrucijada adolescente. Para proteger a los chicos usted debe mirar con simpatía y comprender el adolescente de hoy. Dialogue desde su propia experiencia en la superación de los conflictos. No son recetas, son actitudes.
¿POR QUÉ DEBEMOS HABLAR DE LOS TEMAS COMPLEJOS?
Para tener criterio propio y no ser presa fácil del abuso o de una corriente.
¿UN TEMA PUEDE LLEVAR A OTRO?
No necesariamente, pero están conectados, por ellos debemos informarnos con quien nos puede formar.
¿QUÉ HACER CUANDO SE CAE EN UN VICIO?
Buscar salida, siempre se puede: dialoga, comprende, pon límites.