Muy proféticas y reales me parecieron estas palabras que salieron de boca de nuestro Presidente en el último mensaje del año pasado.
El país avanza. Dios nos ha bendecido con 7 años de vacas gordas. El petróleo se mantiene permanentemente a más de 100 dólares el barril, cuando llegó a estar a apenas 7 dólares hace 30 años.
La esperanza es lo que nos hace vivir. Nuestro país quiere más. Ya los grandes pasos se están dando. Tenemos excelentes carreteras, la salud ya mismo es de todos. Al seguro social ya nos podemos afiliar todos para gozar de sus beneficios. El bono mal llamado de la pobreza no sólo cubre a los más necesitados, sino que ayuda a los que desean progresar aún más, ayudándolos con préstamos a iniciar negocios. La ayuda al agricultor, dándole semillas certificadas, urea y ayudando al campo de la costa con reservas de agua que impidan inundaciones y permitan riego en época de sequía, la creación de centrales hidroeléctricas que permitan tener energía propia y barata, son sólo algunas de las obras del Gobierno.
Sólo le pido al Gobierno que nos ayude con un poco de ductilidad y que la supervisión de sus obras permita que lleguen a todos los ecuatorianos por igual. Por ejemplo en la parte de atención médica. Si se llama a pedir cita al Call Center porque tengo una gripe o dolor de cabeza, y la cita que me dan es para después de dos meses, después de ese tiempo, o ya se me curó o estoy muerto. Es excelente idea prepararse sobre todo para dar atención primaria, pero también es muy importante la atención hospitalaria compleja y a tiempo, y no debe ser descuidada. Algunas personas sufren en verdad por la falta de atención especializada. No es sólo cirugías. Yo paso en los Hospitales y veo el dolor y la necesidad de la gente. No es caridad. Es una obligación moral y social.
El Código penal, tan discutido, no es el problema. Es problema es la falta de imparcialidad en la forma de administrar justicia. El que tiene padrino se bautiza y el que no, se queda moro. Siempre se ha dicho y está probado que el exceso de leyes, lleva a la corrupción.
El poder no es arma de venganza o de presión. El poder es arma de servicio, solidaridad y ayuda. El que no vive para servir, no sirve para vivir y todos, comenzando por los que más tienen, están en la obligación de dar y ayudar a los demás, pero dar porque necesito dar, es diferente que dar porque me obligan a hacerlo.
El razonamiento es el que debe primar en todos nuestros actos. Actuemos todos honrada y conscientemente, buscando el bien común, con respeto a la dignidad humana, apegados a la verdad y a la justicia.