En México se libra una cruenta guerra contra el crimen organizado, especialmente contra los poderosos carteles del narcotráfico; en marzo de 2011, en el estado de Michoacán apareció un nuevo cartel llamado Los Caballeros Templarios, según conocedores del tema, no era un nuevo cartel sino una célula del extinto cartel de La Familia Michoacana, una banda criminal del narcotráfico muy temida y sanguinaria.
Los Caballeros Templarios dijeron que buscarían salvaguardar el orden, que evitarían los robos, secuestros, extorsiones y protegerían a los ciudadanos.
La realidad era otra, Los Caballeros Templarios era otra de las bandas de criminales que además de controlar la producción de marihuana, la elaboración de droga sintética y el narcotráfico, se financia a través de secuestros, extorsiones a pobladores y empresarios; es el tercer cartel más poderoso de México, después del cartel de Sinaloa y de los Zetas.
Las autodefensas son grupos de civiles armados que se han organizado, según sus voceros, para hacerle frente al crimen organizado, argumentando la inacción de las autoridades; es decir, es el resultado del colapso del Estado. Uno de los jefes de las autodefensas de Michoacán, señala que es la expresión auténtica y espontánea de una sociedad cansada “de los abusos, violaciones, ejecuciones, secuestros, extorsiones y de que se ejecute a las personas que denuncian”.
Es dramática la situación que vive México desde que el expresidente Felipe Calderón, le declarara la guerra al narcotráfico en 2006, se cuenta cerca de 80 mil los muertos producto del enfrentamiento entre las fuerzas del orden y los carteles y entre éstos por el control, especialmente del narcotráfico. De poco o nada ha servido el empleo de las Fuerzas Armadas Mexicanas en la lucha en contra el crimen organizado y el narcotráfico. Analistas advierten el peligro que representa que los civiles armados acaben convirtiéndose en un problema mayor. “Esta película ya la vivimos. Así empezó Colombia”, dicen en referencia a las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) o más conocidas como paramilitar.
México, agobiado no sólo por el narcotráfico y la violencia, sino también por la corrupción, que se ha convertido en un mal endémico. Ahora, el mayor desafió para el Presidente Enrique Peña Nieto es controlar la situación que vive Michoacán; desarmar a las autodefensas y garantizar a los ciudadanos paz y seguridad, combatiendo a las bandas criminales, especialmente a los Caballeros Templarios.
Combatir la violencia con violencia, parece una fórmula altamente peligrosa que, a la larga, casi está destinada a convertirse en otro foco de violencia, corrupción y muerte, similar al de Colombia. Si no se toman medidas adecuadas y oportunas, un oscuro presagio se acerca peligrosamente, no sólo a México, sino a Latinoamérica.