21 noviembre, 2024

¡Bombero!…

Mi querido hermano de corazón Mario Mártire era el segundo jefe del cuerpo de bomberos de la ciudad de Guayaquil.

En un viaje que hicimos a la sierra hubo un cortocircuito y un palo se estaba incendiando, por lo que sin darme cuenta del riego que esto implicaba me trepé hasta lo alto de lo que se quemaba para evitar que todo se queme.

Mario pensó que detrás de este hecho se ocultaba un bombero potencial y cuando regresamos a la ciudad de Guayaquil, me llamó para decirme que me había hecho bombero y estaba en la compañía bajo su mando.

La verdad es que desde que era chiquito no me había gustado el fuego y aunque no le temía, no se me ocurría que yo iba a combatirlo siendo bombero en un incendio.

En vista de que no era pirómano por vocación, se me ocurrió que podía ayudar al cuerpo de bomberos haciendo lo que si sabía y esto era mejorando la parte medica de los conocimientos que los bomberos deberían tener para poder dar un mejor servicio de auxilios.

Por eso, con la ayuda de los médicos clínicos de mi hospital a los que también hice bomberos, les impartimos a todos los oficiales y la tropa una serie de conferencias y talleres teóricos / prácticos para que se capaciten en las técnicas de primeros auxilios y rehabilitación.

Como resultado de esto se me ocurrió la idea de crear las brigadas de los paramédicos en la institución.

Haciendo una selección especial y con los vehículos correspondientes, armamos las unidades de los paramédicos, las mismas que comenzaron a funcionar cómo lo hacen hasta hoy.

Hicimos simulacros de rescate con víctimas reales, donde participaron como pacientes de un incendio mis sobrinos.

Lo hicimos tan bien y los resultados fueron tan espectaculares, que la mayoría de los bomberos querían estar entre los paramédicos.

También instituí la atención médica gratuita para el personal de tropa y toda su familia con la medicina totalmente liberada de su costo.

Busqué y conseguí toda una serie de mejoras para la tropa, así como ingreso a hospitales, operaciones y tratamientos clínicos gratuitos para todos los bomberos.

Poe esa razón el día 23 de septiembre de 1994, el consejo de administración y disciplina del benemérito cuerpo de bomberos de Guayaquil, me designo Capitán de plana mayor y me condecoró con la orden máxima de la institución, que es la condecoración de servicios distinguidos a la institución, durante la sesión solemne del día de bomberos en el 12 de Octubre.

Tuve una participación muy cercana y sobre todo muy afectiva con la tropa de los bomberos.

Me sentía querido y lo que entregaba era correspondido con creces hacía mí.

Hasta la actualidad ostento el cargo de capitán de plana mayor en servicio pasivo y con mucho orgullo puedo decir que todavía soy parte de los legendarios bomberos de la ciudad de Guayaquil.

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1 comentario

  1. Interesante faceta del Dr Palacios. Lo que vamos perdiendo en Guaayquil es esa integración voluntaria con instituciones tradicionales muy nuestras. Creo que hay que trabajar con las generaciones que vienen atrás .

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