“Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso” dice el inicio del Credo, la declaración más importante del católico y posiblemente, de todos los cristianos. La pongo así, al comienzo de este artículo, porque tuve la suerte de nacer en un hogar de profundas raíces católicas. Si miramos las otras religiones, veremos exactamente lo mismo. Todos los que creemos en un ser supremo, que somos la mayoría, creemos que hay un solo ser superior, que nos creó y nos quiere para Él. Todas las religiones buscan lo mismo, adoran a un solo Dios (las religiones monoteístas) y por respeto y amor a ese Dios, respetamos a los otros seres vivientes, lo que nos lleva a vivir en paz con los demás. No creo que nadie de los que creen en un Dios, pueda aceptar que alguien se burle de su Dios, pues Dios es el centro de su vida.
El derecho a que se respeten mis ideas y creencias exige que yo, en contraparte, respete las ideas y creencias de mis semejantes. Esto no tiene nada que ver con religión, sino con el respeto que nos debemos todos como seres humanos. Si yo creo en algo, tengo derecho a que se respeten mis creencias, pero también yo debo, por respeto a los demás, respetar las creencias de ellos.
Cada religión, al rezar “YO CREO” está aceptando tácitamente, que la persona de otra religión, crea en su Dios, y no considero un pecado que lo haga, y peor, que eso sea un acto inmoral. Es más, decimos “CREO EN UN SOLO DIOS”. Cada uno tiene derecho a creer en lo que ha recibido de tradición de sus ancestros. El hecho de que yo crea diferente, no me da derecho a atacar a otro, por su profesión de fe.
Esta semana es la semana de unidad de las iglesias. Esta es la semana de recibir a nuestros hermanos separados. Es la semana en que buscamos juntos, todos los seres humanos a nuestro Dios. Es el tiempo en que buscamos imitar a los seres humanos buenos, que siguen a Dios, sin importar su religión, sexo o nacionalidad.
¿Habrá alguien que crea que su Dios es diferente a los de otras religiones? Nosotros, los católicos, decimos que creemos en UN SOLO DIOS, PADRE TODOPODEROSO… y creo que en su forma, todas las religiones monoteístas aceptan lo mismo, que hay UN SOLO DIOS. Creerse dueño de la verdad y querer imponer a la fuerza mi creencia a los demás, no habla de Dios, sino de prepotencia humana, de ego superlativo que, a mi modo de ver es reñido con Dios.
La religión que aprendí, es la religión del respeto, la religión del amor, la religión de la tolerancia. Cristo no obligó a nadie a seguirlo. Todos los seres humanos somos imperfectos. Si yo pretendo que los demás me acepten como soy, con mis defectos y debilidades, tengo que tolerar los defectos de los demás. Respetemos las creencias ajenas. La venganza no existe en el código del ser humano que ama a Dios, porque todo en Dios es amor, y Su misericordia y Su perdón, son infinitos. Yo debo preocuparme de respetar la ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas y a mi prójimo como a mí mismo, porque todos somos hermanos, y todos somos hijos de Dios.