La hermana república de Venezuela ha vivido durante años sin democracia.Muchos dirán que fue el mismo pueblo el que escogió su destino, pero yo creo que la esencia de la democracia radica en la alternabilidad del poder y una nación que tenga un mandatario que se reelija gracias al totalitario control que tiene sobre los procesos democráticos eleccionarios, no es un país en libertad.
Es una nación oprimida y asfixiada por el ejercicio de un poder cuya razón de ser es la de mantener en el poder a los que tienen el poder.
La era de Chávez se caracterizó por un continuo acaparamiento de todos los poderes del estado.
Este totalitarismo se pudo lograr por el desencanto que tenía el pueblo Venezolano hacia los corruptos partidos que tradicionalmente habían usufructuado del poder para su propio beneficio.
El pueblo estaba cansado de tanto engaño y optó por elegir a alguien nuevo, que a la larga resultó tan corrupto como los mismos de siempre y además estaba corroído por una ambición que lo definía como un ambicioso cuya ambición no tiene límites.
La astucia que tenía este hombre lo hiso darse cuenta del desprestigio que tenía la partidocracia y esto le permitió que oponiéndose a ella cada día avanzara en la toma de los otros poderes del estado hasta llegar a el acaparamiento total de ellos.
Como consecuencia de esto logró la sumisión total de los funcionarios a quienes el mismo mandatario ponía al frente de estos poderes para poder manejarlos haciendo que los elegidos para ello cumplan a raja tabla sus omnímodos deseos.
Para conseguir eso contó con dos armas muy poderosas: la desidia y el miedo de la gente.
El pueblo estaba tan cansado de no tener nada que no tenía nada que perder y ya no le importaba quién gobierne o a donde llevaba al país.
Lo único que quería el totalitario era una vendetta de sangre para saciar su odio contra los que eran ricos y como el pueblo no tenía nada que perder, le daba lo mismo que sea Chávez o quien sea quien gobernara el país.
En la estrategia del miedo usó al recaudador de impuestos para que se convierta en el verdugo oficial del régimen.
Muy astutamente eligió a unos cinco ricos a los que persiguió, liquidó, deportó y los puso de ejemplo de cómo a través de ese castigo se había castigado a la oligarquía etc.
Esta receta de darle al pueblo pan, circo y sangre era la misma que se usaba desde la época de julio César y como los instintos del hombre no cambian; funcionó.
También cercenó a la libertad de expresión y la redujo a su mínima expresión.
Se podía opinar libremente siempre y cuando lo que se dijera sea permitido por el estado.
También usó una campaña de publicidad diaria donde la imagen presidencial se la elevaba a sitial de mito y leyenda.
De día o de noche todos los Venezolanos estaban atosigados por los canales del estado y obligaba a cadenas gubernamentales impuestas a la prensa libre.
Con esto se controló el pensamiento libre de una Venezuela cada vez más oprimida y totalitariamente controlada.
El gobernante hundió al país en la miseria económica.
Por un lado tenía petróleo para regalar a los pobres y así mantener su clientela electorera y por otro en las tiendas no había alimentos; ni siquiera papel higiénico.
Después de varios años de totalitario control el pueblo se sometió.
Sin embargo la pretendida perpetuación del gobernante se vio enfrentada a la realidad de que podía luchar contra todos; menos contra dios.
La voz del pueblo es la voz de dios. Dios había determinado que el totalitario dejara de existir.
Su sucesor muy hábilmente se cobijó bajo el cadáver del generalísimo, pero sin ser el generalísimo.
Chávez es Chávez.
Maduro es Maduro.
El cobijarse bajo el respaldo de un muerto, sin el carisma del muerto, no duró.
Maduro es muchísimo menos inteligente que Chávez, pero especialmente tiene infinitamente mucho menos carisma que Chávez. Maduro había medrado del poder, pero bajo la sombra de Chávez. El que tomaba las decisiones polémicas y audaces era Chávez. Maduro había usufructuado de todo pero sin arriesgar nada. Chávez se estaba preparando para hacer una dinastía de sí mismo en el culto a Chávez. Sus pasos seguían los pasos de Fidel Castro. En cambio Maduro ni siquiera sabe cómo caerle simpático a la gente.
A final de cuentas, ni maduro ni Chávez estaban preparados para dirigir económicamente al país.
A diferencia de Maduro, Chávez si sabía cómo hacer el circo que el pueblo necesitaba para que lo mantuviera en el poder.
Muerta la atracción, A maduro solo le quedaba la necesidad imperiosa de mantener el poder como sea, pero sin tener vivo y a su lado a quién sí lo había logrado mantener.
Por eso el pueblo reaccionó.
Hoy Venezuela se debate en una lucha intestina entre los beneficiarios armados de las prebendas petroleras y su abuso del poder, contra los que ya están hartos de seguir callados y con su silencio cómplice ver cómo se acaba Venezuela.
Muchos de los actuales beneficiados del abuso del poder, me dirán que soy de derecha, oligarca etc.
No pertenezco a ningún partido político.
Nunca he tenido ningún puesto público ni he trabajado para ningún gobierno. No soy de derecha ni de izquierda. Me parece una estupidez intelectual que la ideología se la pueda dividir por direcciones. Soy un libre pensador que no tolera que un tirano lo someta. Un individuo que nació libre y respeta el pensamiento hasta de los que me odian.
El país es uno solo.
Las necesidades sociales del pueblo son tantas y tan diversas, que no existe ninguna ideología para gobernar a la patria, sin que para gobernar no se necesite la ayuda de la otra.
Necesitamos un Ecuador de consenso nacional. Debemos de vivir en un país sin miedo, sin rencores. Una patria donde el poder se use para beneficio de todos. Un país donde lo que piense el otro sea más importante de lo que pensemos nosotros.
Nadie puede reclamar un derecho para sí mismo, sin primero reclamar ese mismo derecho para los demás.
El hidalgo pueblo Venezolano despertó. Las cadenas libertarias se comenzaron a romper. Los pueblos siguen a los pueblos. Los tiranos solo existen mientras tengan pusilánimes que les permitan existir.
El alimento del tirano es el silencio del cobarde…
Cualquier parecido con lo que acontece en Ecuador, es pura «coincidencia.» Ojalá no tengamos que esperar a que al tirano nuestro se lo lleve la justicia divina. Por lo pronto ya se le cae el pelo. A cada rabieta se le va un pedazo de vida. A Chávez se lo llevó el demonio. Fue malvado y violento. Se fue con mucha sangre en sus manos, como todos los tiranos. Roguemos por Venezuela… Y por nosotros también.
Mucho habla el que poco sabe.