Mientras los parlantes de la televisión daban la fresca información del triunfo de los grupos pro democracia y libertad en Ecuador, el cerebro recibió la excitación del interesante caso de un robo a un poderoso banco: Société Générale, en Niza, Francia, en 1976.
¿Qué causó ese eslabonar? ¿La concatenación de la soberbia de los administradores del Banco que se sentían tan seguros de sí, o fue la astucia de los perpetradores al descifrar el medio ambiente?
Lo más posible una mezcla que en los años venideros, recién pasados, les daría unos azotes fuertes, tal como que un ejecutivo de menor jerarquía los hizo perder más de US$7.2 millardos, la más grande pérdida en la historia. Algunos mencionan como posible autor a un tal Jérôme Kerviel. Y luego otros, hay quienes no aprenden ni rectifican.
El caso del robo es anecdótico, un ciudadano Albert Spaggiari, apodado Bert, era un delincuente francés de muy bajo perfil.
Spaggiari se enteró que las cloacas estaban cerca de la bóveda del Banco Societe Generale, lo que le motivó a planear un robo al banco.
Bert alquiló una caja de seguridad en el Banco para sí mismo e introdujo un ruidoso despertador en la bóveda. Puso el reloj para sonar por la noche y poder verificar la posible existencia de cualquier equipo de detección sísmica o acústica.
De hecho, no habían alarmas protegiendo la bóveda porque era considerada absolutamente inexpugnable; la pared de la puerta era extremadamente gruesa y obviamente “era imposible de acceder por los lados circundantes”.
Entonces contactó a gánsteres profesionales de Marsella. Nunca se comprobó, pero probablemente recibió apoyo de Gaetano Zampa para construir un equipo que fue completado por algunos de sus amigos de armas, incluyendo a un aspirante de asesino de Charles De Gaulle, Gaby Anglade y al estafador Jean Kay.
Sus hombres entraban en las alcantarillas y acometían el esfuerzo de cavar un túnel largo de ocho metros desde las cloacas hasta debajo de la bóveda
Spaggiari había tomado muchas precauciones durante esta larga excavación. Su personal trabajó largas horas continuas durante la perforación. Prohibió a sus hombres beber café o alcohol y era meticuloso en hacer que duerman al menos 10 horas antes de cada turno, aparte de una vida espartana, para evitar cualquier peligro para la misión.
El 16 de julio de 1976, durante un fin de semana largo debido a las festividades del día de la Bastilla, la cuadrilla y Albert Spaggiari irrumpieron en la bóveda.
Abrieron 400 cajas de seguridad y robaron un estimado de 60 millones francos en dinero, bonos y objetos de gran valor.
Según algunas versiones o imaginaciones, Spaggiari trajo a sus hombres una comida de vino y paté y, según los informes, después de soldar la puerta de la bóveda desde el interior, se sentaron en la bóveda para un almuerzo tipo picnic.
La banda pasó horas analizando las diferentes cajas de seguridad.
Antes de irse el 20 de julio, dejaron este mensaje en las paredes de la bóveda: Sans armes, ni haine, ni violence (“sin armas, ni odio, ni violencia”).
Mensaje conque Spaggiari le quería decir al mundo que él se consideraba ser algo más que un vulgar ladrón.
La muy profesional policía francesa estaba tenazmente tras la pista. A finales de octubre y por la información de una ex novia, arrestaron a uno de los ladrones errantes. Éste después de un largo interrogatorio delató a toda la pandilla, incluyendo a Spaggiari.
Spaggiari, estaba acompañando al alcalde de Niza, Jacques Médecin en el Lejano Oriente como fotógrafo, empero tan pronto regresó a Niza, fue detenido en el aeropuerto.
Interesante es saber que los trabajadores y personas honestas siempre ganan, aunque, admitámoslo, siempre hay disfrazados “Spaggiaris” en cloacas buscando bóvedas.