23 noviembre, 2024

En Democracia

Ese predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado se evidenció el pasado domingo en las elecciones seccionales, en las que el pueblo ecuatoriano se pronunció en las urnas.

Es importante destacar que pese a escasos hechos aislados, la fiesta democrática se vivió en calma, con respeto y sin mayores disturbios.

Los resultados no causaron sorpresa, pues las tendencias hace ya algún tiempo estaban evidenciadas.

Lo loable, la madurez de aceptar con honestidad y caballerosidad los resultados electorales de quienes no obtuvieron votos favorables, respetando de esa manera la voluntad del soberano.

El movimiento gubernamental, según el conteo rápido de las actas del escrutinio oficial, perdió las alcaldías de Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo, Ambato, Portoviejo, Machala, Manta y Riobamba, ante lo cual su máximo líder manifestó que era necesario reflexionar sobre los errores cometidos, reconociendo con absoluta decencia la pérdida en ciudades tan queridas, las cuales significan un “importante revés” y un “sacudón” para su movimiento.

Estas importantes expresiones nos dejan varias lecturas, primera: el absoluto respeto a la voluntad del pueblo; segunda: que siempre es buen momento para iniciar la tan anhelada cohesión y diálogo social, con unidad y armonía entre todos los sectores de la patria.

Hace algunos años escuché decir al presidente Correa que este sería el gobierno de los mejores, de aquellos que tengan mentes lúcidas, de los más preparados, de la “meritocracia”. Quizás sea hora de darle una oportunidad a quienes quieren trabajar por sus ciudades en base a sus conocimientos y aptitudes, pues recordemos que en estas elecciones no hay perdedores, sino solo un gran ganador: el pueblo ecuatoriano.

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