Una carta para ti después de la derrota…

Te voy a tratar con la familiaridad del tuteo.

Lo hago porque repetidamente afirmas que representas a todos los ciudadanos y yo soy parte de ese conglomerado.

De ninguna manera pienses que lo hago por ofenderte o que pretendo abusar de tú confianza.

Por el contrario, tómalo con la sencillez que se requiere para conocer el punto de vista de alguien que no piensa como tú.

Acabas de perder las elecciones.

La cara que tenías junto a tus colaboradores cuando supiste el resultado, le mostró al país cuanto te afectó el revés electoral.

No importando las explicaciones que nos des o los culpables que trates de encontrar, la verdad es que perdiste en Guayaquil, Quito, Cuenca, Tena, Latacunga, Riobamba, Loja, Machala, Portoviejo, Babahoyo, Ibarra y Lago Agrio entre otras ciudades.

Como consecuencia de esto, vas a reunirte con tu gente para revisar las causas que ocasionaron este revés y delinear estrategias para recuperar los espacios perdidos.

¡Ese es tu mayor error!

Este no es un juego político donde te han derrotado y tienes que recuperarte.

Esto no se trata de ti o de los tuyos, se trata de todos; de nosotros y los tuyos.

Deberías pensar en cómo interpretar lo que te ha dicho esa mayoría de compatriotas que no votó por tu proyecto.

Los grandes líderes se muestran en las adversidades.

Rectificar es gobernar.

Es fácil ser presidente.

Lo difícil es ser estadista.

Eso solo lo pueden lograr unos pocos.

Para ello deben tener una condición esencial que es la humildad.

Solo quienes puedan despojarse de la prepotencia y se imbuyan de la modestia patriótica que se requiera, podrán rectificar para encontrar mejores rumbos.

¡Esta es tu gran oportunidad!

En esta derrota se encuentra un maravilloso momento para que comiences a pensar en los que no quieren tú proyecto.

En lugar de repudiarlos como opositores, deberías entender el descontento de esa mayoría que no está de acuerdo con lo que haces.

Deberías luchar para lograr un consenso nacional.

Muéstranos que eres el estadista que todos queremos; no persigas a los que no piensan como tú.

Genera un clima de paz y libertad para que no acabemos como Venezuela.

Gobierna para todos.

Escucha lo que te tienen que decir los que tú identificas como opositores, que solo son el resultado de una mala palabra usada por los tuyos para satanizar a quien no esté contigo.

Los que no piensan como tú conforman un inmenso grupo de ciudadanos con los mismos derechos que tus partidarios.

Comienza una nueva república.

Construye una patria para todos.

No nos digas como debemos pensar, que decir o actuar.

En lugar de controlarnos, deberías darnos la tranquilidad necesaria para que todos vivamos en paz.

Toma lo que escribo como un consejo bien intencionado de un hermano de tierra que nació en tu propio suelo y solo piensa en la nación.

Si eres humilde para cambiar; la patria cambiará contigo.

Pasarás a la historia como uno de los más sabios presidentes y serás recordado como el estadista que se despojó de todo y por su pueblo cambió.