“No es bueno tener la razón cuando quien gobierna no la tiene”,
Voltaire
El buen jugador cuando pierde, sabe perder igual que cuando gana, no es triunfalista. En verdad todo es coyuntural, aunque parezca prediseñado por un destino, que ofrece un creer para siempre… En política jamás es 2 + 2= 4. Nada hay prefijado, aun en el intento, que siempre está en espera, del típico fraude electoral. Por eso, un buen político no es un obsesionado por la permanencia . Ni en la competencia ni en el primer puesto. Sabe no solo que puede perder. Sino también cuando está obligado a retirarse. Política es sinónimo, en la práctica, de serenidad. Siempre en interacción con la paciencia y la espera.
Claro que todos quieren ganar, y siempre. Muchos, incluso, hacen de sus vidas una permanente confrontación. Pero, tal cual decía Albert Camus, en su Defensa de la inteligencia, “la más difícil victoria que debamos lograr sobre el enemigo la tendremos que librar en nosotros mismos, con el esfuerzo superior que transforme nuestra sed de odio en deseo de justicia”. Pues, además, “se trata de no permitir jamás que la crítica se mezcle con el insulto, se trata de admitir que nuestro oponente puede tener razón y que, en todo caso sus razones, aunque sean malas, pueden ser desinteresadas. Se trata, en fin, de rehacer nuestra mentalidad política”. O sea, siguiendo su lectura, debemos, estamos obligados, antes que nada, ganemos o perdamos, a preservar la inteligencia!
El presidente de este pequeño país desconoce estos valores de una política de excelencia. No busca competir. Quiere ganar por imposición. A las bravas… Avasallando lo que encuentra al paso… Y esto no es política. No pasa, simplemente, de ser aventurerismo. Muy peligroso desde luego. ¿Por qué? Pues está en veremos millones de pobladores, que, en promedio muy alto, son inocentes de la violencia ideológica que tienen que soportar, por parte de quienes “quieren salvarlos”. Este febrero 23 del 2014 es una advertencia para Correa. Como presidente, ciudadano y político. Los electores están claramente hablando, sin provocación y sin amenazas. Si en política jamás dos más dos es cuatro, los votos dan una lectura clara que el discurso político de Rafael Correa, atrasado en sus valores para una práctica en la realidad nacional, ha concluido. No da más. Las sabatinas nunca sirvieron para algo más que insultar y supuestamente allí estaba la fuente, la crema y nata de la ideología de una llamada “revolución ciudadana”, sin mayor consistencia ideológica.
Quienes, de una u otra manera, conocen algo de las teorías socialistas, saben, por demás, que el llamado “proyecto de la revolución ciudadana” no conlleva ni significa nada que tenga que ver ni siquiera con los atisbos de las primeras utopías. Solo caricatura. Fourier, Saint Simon, Leroux, Cabet, Blanqui y antes Moro, Campanella, Bacon, y mucho antes Platón con su República, lo tomarían como ironía de mal gusto. La nueva derecha, que representa este planteamiento político autoritario, ni siquiera ha podido construir en estos años de “ganar elecciones”, un fundamento ideológico desde donde proyectarse con seriedad. Seguramente, para un régimen autoritario y prepotente es poco tiempo para lograrlo. Y, claro, por lógica dogmática, faltaría a lo mejor 7 años más. O, quizás, 10 o quién sabe, unos 20 más… O, tal vez, indefinidamente, ya que cada cambio requiere nuevos mantenimientos, nuevas promociones para hacer cumplir la vida de los ciudadanos, tal cual lo impone el mandato gubernamental…
La votación de este 23 de febrero que le quita al gobierno dictatorial el manejo de las ciudades más importantes del país, advierte que la ciudadanía está cansada de ser tratada como simple instrumento de laboratorio, como hato de borregos que puede ser direccionado a gritos, como gente sin conciencia incapaz de poseer ideas propias con el derecho a ser respetada en sus posiciones. Esta votación aclara que la verdad no es única y que, por ningún motivo, su dueño es el gobierno. Que hay un abanico de verdades, de opiniones, de posiciones, que debe ser tenido en cuenta para gobernar con sabiduría, honestidad y voluntad social. La democracia exige por definición, por naturaleza, una relación social equitativa, entre la variedad de diferencias. Ojalá que el ciudadano Correa comprenda esta advertencia… Ecuador necesita otro destino y ser aceptado en su diversidad de razas, de ideas, de valores, de costumbres, de aspiraciones, de alegrías… La población ecuatoriana no merece, y tampoco lo acepta, ser prisionera de la ilusión fetichista de un solo color cuando el arco iris aclama los miles existentes…
Su opinión la leo y,créame que trato, pero no la entiendo. Entiendo las palabras,y su significado,pero no entiendo el ordenamiento con que se arreglan y las imágenes que se logran con ellas. Cuando Ud. dice de derecha,yo veo solo izquierda. Será acaso, que como el y AP se auto proclaman de izquierda,yo les creo de una manera automática ? Ultimamente,algunos de los grupos y partidos(Pachacutik ,MPD y las ONG entre otros) se «cayeron» del tren y empezaron a llamar a la dictadura (que por cierto,ellos ayudaron a montar ), fascista y de derecha y de ahí,supongo, mi confusión?. En lo nacional ,el partidos de los socialistas y otros del mismo pelaje,todavía siguen vendiendo al Correismo como de izquierda. Los aliados de America Latina(los del foro de SP Brasil) siguen llamándose de izquierda ,entre ellos los Raulistas . Entonces,son o no son? esa es la pregunta. Seria demasiado pedirle,entonces ,que explique que mismo es la derecha. Saludos.
Felicitaciones por su bravura y su inteligencia en este mensaje ciudadano. Simón Bolívar, dijo: Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía. Parece que el pueblo se cansó de las sabatinas y de elogiar a sus candidatos, y comprendió que existía un solo candidato: Correa.