21 noviembre, 2024

La reelección presidencial…

Se define como democracia a la forma de organización social donde se confiere el uso del poder a la misma sociedad. El término se originó en Grecia 500 años antes de Cristo y etimológicamente significa el gobierno participativo del pueblo.

Para que la democracia sea verdadera, se deben dar ciertas condiciones.

Tiene que existir la participación popular, debe haber la alternabilidad permanente en el ejercicio del poder, se debe consagrar a la libertad como el supremo bien, tiene que haber igualdad entre los ciudadanos, debe mantenerse el culto al derecho que tienen las minorías y se debe luchar por la vigencia plena de la libertad de expresión.

La democracia moderna se vive en plenitud cuando el control del poder se encuentra limitado por la constitución. La verdadera democracia se sustenta en la independencia entre los poderes del estado. No puede haber injerencia de alguno sobre ninguno.

El respeto al derecho de las minorías es tan sagrado como el respeto al derecho de las mayorías. Solo mediante el ejercicio verdadero de la democracia el ciudadano puede ser libre.

Libertad y democracia son sinónimos imprescindibles para una convivencia democrática. Actuar bajo la falsa legitimidad que supuestamente otorga una mayoría, contrapone la esencia del derecho consagrado de la igualdad como una potestad irrenunciable de las minorías.

La constitución hecha en Montecristi no permite la reelección presidencial. Esta decisión mayoritaria del pueblo fue ratificada por un referéndum.

En la actualidad se debate sobre la posibilidad de que el cargo de presidente de la república sea de reelección indefinida. Las consideraciones para querer esta postura es que quién la quiere, aduce que las circunstancias de la actualidad no son las mismas que cuando se aprobó la carta magna.

En ningún ámbito de la existencia humana las condiciones son las mismas que fueron. La misma vida es un constante cambio de las circunstancias. Un segundo después de que acabe de escribir esto que escribo; mis condiciones psicológicas y físicas no serán las mismas que tenía antes de hacerlo.

Para hacer un cambio en la constitución de Montecristi existen dos maneras.

Se podría hacerlo mediante una enmienda, para cuyo efecto la asamblea acoge la reforma propuesta por algún asambleísta y si esta se aprueba en primer debate con la tercera parte de los asambleístas, se volverá a ratificarla en un segundo debate después de un año.

La enmienda es la consecuencia de una decisión política sin riesgos, ya que para efectuar el cambio que se pretende, solo se requiere tener la mayoría en la asamblea.

Otra manera es hacerlo mediante un referéndum para saber si el pueblo en forma democrática expresa su opinión de que la reelección es lo que quiere.

Hacer un referéndum conlleva tomar una decisión estrictamente democrática. Las cosas en derecho se deshacen como se hacen y si para el impedimento constitucional que se originó en Montecristi se hiso un referéndum; para modificar este mandato habría que hacer otro referéndum para que su legitimidad se otorgue de la misma manera.

La opción del referéndum es una decisión democrática que implica mucho riesgo, porque de ser negativo el resultado, acabará con los planes de perennizarse en el poder de quien lo pretenda.

Sin embargo, estas dos posibilidades solo serán viables por la decisión dirimente que imponga La Corte Constitucional. La consulta del asambleísta que lo proponga respecto a cuál será la vía, es de exclusiva decisión de la Corte Constitucional.

Por eso digo que la verdadera democracia es la participación del pueblo en la toma directa de sus decisiones. Por eso la alternabilidad democrática en el ejercicio del poder es uno de los pilares fundamentales de la libertad. La una opción es política; la otra democrática. Pero si los que gobiernan tienen injerencia en la Asamblea y la Corte Constitucional, solo se estará haciendo el cumplimiento superficial de las formas que se necesitan para ser legitimadas bajo un control totalitario disfrazado de ropaje democrático.

Debe ser mucha coincidencia que los únicos tres países latinoamericanos donde existe la reelección presidencial indefinida sean Cuba, Venezuela y Nicaragua. La esencia de los verdaderos demócratas reside en la plena vigencia de la alternabilidad democrática.

No se puede decir que se vive en democracia, si se quiere gobernar para siempre y peor teniendo el control de todos los poderes del estado.

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1 comentario

  1. Dr. el Art. 144 Const. dice: <......y podrá ser reelecto por una sola vez...". La reelección indefinida murió con el surgimiento de la LIBERTAD Y DEMOCRACIA, que son los pilares en los que se sostiene la voluntad soberana y el mandato un pueblo, sin claudicaciones.

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