21 noviembre, 2024

Te recuerdo hogar

Te recuerdo joven
Encantabas al mundo con tu calor humano
Con una gracia tan tuya
Invitabas a las risas alegres

Te recuerdo madre
Protegías a los tuyos con fervor
Con un amor altruista
Velabas por tus hijos y los hijos de tus vecinos

Te recuerdo fuerte
Soportabas lluvias y disputas
Con un carácter templado
Calmabas los ánimos más desatados

Te recuerdo serena
Cuando caía una lágrima mía
Bajo tu techo me consolabas
Con tu dulce melodía

Te recuerdo radiante
Vestida con cuadros elegantes
Te recuerdo intelectual
Saboreando un libro sin igual

Te recuerdo espiritual
Cuando en silencio elevabas
Mis oraciones al cielo
Y conmigo anhelabas
El anhelado consuelo

Te recuerdo también invicta
Cuando el destino llamó a tu puerta
Te despojaste de tus bienes
Vanidad de vanidades
Quedaste totalmente desnuda
Y, sin embargo,
Creo que luciste tu mejor prenda
Cuando te entregaste como ofrenda

En medio de lágrimas rotas
Sin tiempo para llorar ni pensar
Nos despedimos abruptamente
Pero yo te recuerdo hoy
Y te recuerdo hogar.

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María Lorena

Quiero comenzar a presentar algunas poesías de una poeta ecuatoriana excepcional por su sensibilidad poética. Murió hace pocos años, pero nos dejó un legado de poesías románticas maravillosas.

Publicaré luego parte de su biografía, pero quiero comenzar con una poesía muy simple, que quizás pueda describir su alma. Presentaré luego otras. Escribió con el seudónimo de María Lorena, que luego se lo puso como nombre a su primera hija.

Poema Semanal: Besos

Este precioso poema, de acuerdo a todas las notas que he leído en Internet, es de la autoría de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida con el seudónimo de Gabriela Mistral, que nació en 1889, en Vicuña, Chile. Destacada poetisa, diplomática, feminista y profesora chilena que ganó el premio Nobel de literatura en 1945.

Hace mucho tiempo leí en alguna parte una controversia sobre el autor de este poema. Entre sus posibles autores se mencionaba a Juan de Dios Peza, brillante poeta mexicano de quien hablaremos en otra ocasión.

Leyendo el poema, se hace difícil pensar que sea escrito por una mujer, no por capacidad o romanticismo (en lo que ellas son superiores) sino por la descripción del beso que se hace en el poema: “… cubrió tu faz de cárdenas sonrojos…” “… te vi celosa… (¿no debería ser celoso?)” “… te suspendí en mis brazos, vibró un beso, y ¿qué viste después? sangre en mis labios.“

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