Una vergüenza que tuve en el exterior…
Estuve en los Estados Unidos. Desde que era pequeño me impactó profundamente como los norteamericanos viven la vida con una concepción de valores tan diferentes a la nuestra. Los gringos son especiales; son distintos a nosotros en sus propósitos y razonamientos para entender al mundo que los rodea.
Una noche vi un programa sobre la libertad de expresión en América Latina. No se trataba de un especial dirigido hacia un país o a un mandatario en particular. Eran imágenes no editadas y reales sobre distintas intervenciones de algunos mandatarios.
Estas mostraban como en sus respectivos países, algunos de ellos con el abuso del poder han logrado una censura radical a la prensa.
Toda esta coartación a los comunicadores sociales la usan como pretexto de que ahora si se controla a la mafia periodística y por primera vez es el pueblo el que está protegido de los delincuentes que manejan a la opinión pública. En el programa pasaron declaraciones y entrevistas de los presidentes de Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina y Brasil.
De la misma manera lo hicieron con intervenciones de Fidel Castro en Cuba.
Las imágenes fueron desgarradoras.
Me carcomieron el alma por considerarme un libre pensador que no se somete a nadie. Fueron tan brutales las evidencias que hablaron por si solas. La periodista que conducía la investigación, se limitaba a señalar los hechos cronológicos que las cámaras habían registrado. Como factor común denominador de todos, el insulto, el sarcasmo y la sorna fue lo que caracterizó a cada una de las intervenciones.
Cada mandatario usaba el mismo lenguaje para burlarse o denigrar a quienes consideraban sus enemigos por ser parte de la prensa no alineada con su régimen.
Cada uno hacía gala de una valiente prepotencia que estaba respaldaba por el monopolio concentrador de los poderes del estado.
Todos habían hecho un pleito personal de la confrontación con los periodistas que atacaban.
Todos esgrimían que habían sido ofendidos en la majestuosidad de su cargo.
Todos cacareaban que eran valientes y que nunca más lo permitirían.
Todos perdieron los estribos y haciendo gala del abuso del poder que les confiere el cargo que transitoriamente ostentan, arremetieron contra el periodista de turno que consideraban como su enemigo personal.
Incluso algunos de ellos habían clausurado a los medios que supuestamente los había ofendidos.
Lo hacían gritando con la prepotencia que da la salvaje valentía que es otorgada por el respaldo de la fuerza pública y que traduce psiquiátricamente el pánico y la paranoia de un miedoso que tiene la obsesión de que todos los que no piensen como él, le quieren quitar su poder.
La receta seguida por estos países coartadores de la libertad de expresión, se basaba en los pasos fríamente calculados por Fidel Castro en Cuba.
Lo que Castro hiso para someter a la prensa, es lo mismo que cada uno de los gobiernos están haciendo para silenciar a la prensa y luego someter a la libertad de expresión del ciudadano.
El programa mostraba que algunos países estaban más adelantados que otros en la aplicación de la receta de Castro para abolir a la libertad de expresión del pueblo.
Cada vez que hablaban de mi patria; me avergonzaba.
Cada vez que veía los hechos tan contundentes me indignaba y asqueaba por la situación actual de vivir en un país con una prensa censurada, coartada en su libertad y a punto de claudicar para estar como en Cuba sin la posibilidad de expresarnos.
Castro les dice que estudiar, que hablar, que opinar y de qué manera expresarse.
Todo está “libremente” permitido mientras no afecte los intereses de la revolución, que es solo un parapeto para disfrazar los verdaderos intereses de los prepotentes que dictatorialmente controlan su país.
Recuerdo algunos periodistas que han sido separados del ejercicio de su profesión. Carlos Vera, los hermanos Pérez, Emilio Palacio, Juan Carlos Calderón, Christian Zurita, Janeth Hinostrosa, Jorge Carrión, Jorge Ortiz, Diego Oquendo, Jean Cano, Bonil, etc. Se judicializó a Diario el Universo, El comercio, La hora. Se cerró la revista Vanguardia. Se clausuró canal 5; se obligó a dar disculpas a diario Expreso, canal 4 ya no hace entrevistas.
El gobierno es el dueño y utiliza para sus intereses al canal 10,8, 3, 11, 7, que son medios incautados y por eso mismo deberían ser vendidos como parte de los fines de su incautación. El gobierno es el dueño de diario El Telégrafo, el Pepe, radio la prensa, etc. Irrumpe en cualquier momento de cualquier día con cadenas nacionales, que la mayor parte solo son réplicas a los opositores del gobierno.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. El gobierno tiene maniatada a la prensa no alineada con el régimen. Tiene sometida a la libertad de expresión. Solo permite que se difunda lo que le conviene a través de sus medios. En la actualidad no tenemos libertad de prensa. El mutismo cómplice que se nos ha impuesto por el miedo, es el que nos está quitando nuestra libertad.
El alimento del tirano es el silencio del cobarde…
Y antes no tenia vergüenza de todo lo que pasaba en el país?
Parece que usted sufre de amnesia, debería ir al especialista.
Hay muchos que estamos más conformes ahora que antes del 2007, por suerte somos la mayoría de ecuatorianos, su vergüenza de ahora es la Sin vergüenza de lo que ocurría antes en nuestra querida Patria que era gobernada por indolentes frente a la pobreza extrema de nuestros compatriotas.
No debemos permitir que un fantoche como este maldito gay, cachudo, hijo de delincuente y prostiputa barata nos abasalle de esta manera, ya es hora de reaccionar y encarcelar a toda esta jauria de mafia de maricas y basura que esta terminando con el pais.
VIVA NUESTRO QUERIDO PAIS.
Claro y verdadero.