Para Dios, la cumbre de los amores humanos, que le sirve de punto de comparación para decirnos cómo es Su amor y cuánto nos ama, es el amor de madre: ¿Podrá una madre olvidarse de la criatura fruto de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara de su niño, yo jamás me olvidaré de ti (Is 49:15): El Amor que él nos tiene es más grande que la máxima expresión del amor humano: el maternal. Dios se inclina ante la Maternidad.
El Día de la Madre. Es el día del año en el que se exalta, no sólo a las madres de carne y hueso, sino el valor de la Maternidad. Es un día para preguntarnos hasta qué punto nuestro mundo realmente valora o desprecia la maternidad, sin quedarnos con la simple celebración de hoy. También es un día para que las mujeres, sobre todo las madres, tomen conciencia del protagonismo que a ellas les corresponde en el intento de revalorizar este valor clave de la humanidad, este ‘patrimonio de la humanidad’.
Dios nos da la vida y nos ama. La madre también nos da la vida y nos ama. Es la encarnación de Dios más cercana al hombre. La maternidad está llamada a encarnar esta actitud divina – dar vida y dar la vida – en términos humanos. Dar vida y dar la vida: este es el resumen de lo que es la maternidad. Dos dimensiones: la biológica y la espiritual. La madre está llamada vivir la maternidad: a dar vida – procrear – y a dar su vida por aquellos que dio vida – entrega total hasta el sacrificio de si misma –. Estas dos actitudes transforman a la madre en un ser admirable, venerable y digno de toda gratitud.
La biológica, se alcanza mediante el respeto al carácter sagrado del doble sentido que inseparable e insoslayablemente tienen los actos propios de la procreación: el sentido unitivo (amor conyugal) y procreador (amor maternal). No es la de la madre la simple función de la ‘reproducción’ animal, sino la ‘procreación’ humana. La madre no ‘reproduce’ como las copias de los discos, sino que procrea con Dios y como Dios: con amor, por amor y para el amor.
La entrega de la propia vida a la vida que se ha engendrado, es como todos los ideales, algo que, como las estrellas, nunca se las alcanza pero te marcan el camino. Si la primera se hace en una época de la vida y en un tiempo concreto; la segunda es tarea de toda la vida de la madre. Una madre nunca termina de entregarse a sus hijos, sino cuando muere.
Ambas tareas hoy han de ser rescatadas y revalorizadas, porque ambas son despreciadas en el mundo actual.
Dar vida: procreación. ¿No es uno de los signos de lo deshumanizado que está nuestra sociedad es este: que se le concede a la Guardiana de la Vida, la madre, el derecho a eliminar a su propio hijo con el aborto? Las técnicas de reproducción asistida: inseminación, transferencia de embriones… ¿No son una muestra de la degradación y desprecio de la maternidad: reducir la procreación (traer vida al mundo como Dios: con amor y por amor) a reproducción animal (inseminación artificial) y del desprecio de la maternidad? ¿Puede una madre con corazón de madre aceptar que para llegar a tener un hijo ha de matar a otros ocho o diez, o dejarlos congelados como material inservible, como basura de laboratorio? ¿No encierra un desprecio de la maternidad? Como si alguien inventara una máquina de self service para ejercer el sacerdocio. Más de un sacerdote se preguntaría: “¿Valgo tan poco que puedo ser reemplazado por una máquina?
Dar la vida: entrega por amor. También esta manifestación de la maternidad está hoy atacada: la madre que ve la entrega sus hijos como un obstáculo para su realización personal. La madre debe poder decir lo que de sí dijo Jesús: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir y a dar mi vida por los que amo… Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Mc 10:45; Lc 22:27) La magnitud de todo amor se mide por la capacidad de sacrificio del amante por el amado. La Maternidad y el Sacrificio se besan…
Todo lo que Ud. manifiesta acerca de la Maternidad es tan cierto, profundo y maravilloso estimado Padre, ojala nuestra sociedad, que presume de tan moderna, hoy en dia no amara tanto la sordera y ceguera espiritual que ha cambiado el comportamiento de las Madres jovenes de Hoy.
Gracias a Dios hay instituciones en nuestra ciudad que se preocupan de Educar, Orientar y Formar a las jovenes madres desamparadas, eso es algo rescatable en Guayaquil al tener la muy conocida fundacion Casa de la Vida,CDV, que ud. dirige con acierto.