21 noviembre, 2024

A mis alumnos y alumnas, que pronto serán bachilleres

El 24 de mayo, el calendario cívico del Ecuador nos recuerda un momento extraordinario de la historia…

Como corolario de una gran idea basada en deseos patrióticos de gesta libertaria, los héroes de ese entonces tuvieron su enfrentamiento final con la eternidad y lograron adherirse gloriosamente a ella. Vencieron a la oprobiosa desfachatez de un tirano que pretendió mancillar los anhelos de libertad y de respeto a la dignidad de todo un pueblo. En esa famosa batalla el ecuatoriano de entonces venció la prepotencia, el yugo y la agresión.

Ahora, en pleno siglo XXI, los enemigos son otros… se deslizan subrepticiamente por la web, nos sorprenden de vez en vez en una sociedad violenta o nos convencen de nuestra pequeñez con la publicidad. De una u otra forma son algo así como “nuevos educadores” que con disfraces atractivos o sin razón justificable terminan convenciendo a los más jóvenes de asumir equivocadas posturas ante la vida, dura, incierta pero también pletórica de oportunidades.

Ahora, queridos Bachilleres, Abanderados y Escoltas, son otros los violentos y solapados enemigos, la mediocridad, el desánimo, la pereza, el individualismo, la desidia, la desmotivación, los antivalores, y la lucha por vencerlos puede durarnos toda la vida. La inteligencia, siendo importante, no es suficiente y el conocimiento, con su rapidez cambiante nos pone a prueba a cada momento obligándonos a buscarlos con nuevas y nuevas estrategias para las cuales en muchas ocasiones no estamos preparados. Mundo incierto insiste Edgar Morín, complejo y atomizador, que sin embargo requiere, paradójicamente, de la simplicidad y la integralidad. Vaya qué dificultades!!!

Hace falta más, el apoyo de sus maestros colegiales se terminará pronto conforme se gradúen, fueron tan importantes, por supuesto, sus padres y madres, abuelos y tíos, tutores al fin, las perdurables raíces estarán allí pero ya no podrán ser co-responsables de tus yerros y equivocaciones, tampoco de tu éxitos y glorias; estarán allí, por supuesto, como fuerza vital a la que volverás una y otra vez por un fenómeno de “recarga” emocional, pero ya no serán cuidadores celosos de tu seguridad mental o física. Entonces te tocará graduarte en la vida, será entonces un paso adelante del que ahora das…

Y qué hay de tu inteligencia emocional, de tu inteligencia social… ¿Qué ocurrirá con tu desarrollo espiritual?. ¿Seguirás dando énfasis al desarrollo armonioso de tus niveles congnitivos?. ¿Cómo harás para no desmoronarte cuando estés solo aquí o en el extranjero luchando por un sueño?. ¿Cuál será tu compromiso cívico con tu país, con su gente?. ¿Será la humildad un rasgo distintivo de tu personalidad?. Tanto por preguntarse y poco tiempo para hallar respuestas, por si no lo sabes la vida es muy corta, hermosamente corta, por ello es menester no desperdiciarla, disfrutarla, servir a tus semejantes, amar a tu prójimo, valorar a tu familia, crecer con optimismo y confiar en Dios.

Sincronízate con la vida, mira hacia el pasado que te dejaron como herencia los gigantes héroes del Pichincha, camina firmemente hacia el futuro y no desmayes en el camino de alcanzar tus sueños. Eres un milagro de la naturaleza y tu unicidad te compromete… No olvides… eres irrepetible!!!, tal vez todo ello te convenza de una vez por todas, que tu destino es la grandeza para engrandecer con ella a tus semejantes…

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Hasta pronto

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto
irse alejando mientras muere el día

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.

Y que al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas.

Es así como me siento, agotado y con la angustia de encontrar un pedazo de ese paraíso perdido o no encontrado todavía. Se acaba el ciclo de la vida y aún tenemos ganas y algo de fuerza, como para crear esa ficción de la que nos habla nuestro poeta. Emoción vesperal es la que se siente al hacer e último rezo del día, cuando frente a Dios aceptamos que nada comprendemos y que la única salida es refugiarnos en su misterio.

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