En estos días asumió el rectorado de nuestra querida alma mater porteña, la Universidad de Guayaquil, el Dr. José Apolo, catedrático universitario, hombre serio, de incuestionados meritos para dirigir los destinos de la Universidad. Su designación y posesión constituyen un acierto, una gran oportunidad que tiene nuestra centenaria institución de romper con los límites y los obstáculos que últimamente se evidenciaron desde el rectorado que estuvo vigente. La Universidad de Guayaquil es un fuego vivo en el que se educan más de setenta mil estudiantes durante todos los meses del año, los 365 días, tanto en la mañana, tarde, noche y fin de semana intensivos, es un hervidero de sed por estudiar, aprender y obtener legalmente su titulo profesional.
En la Universidad de Guayaquil hay fuego de amor por el conocimiento, el desarrollo de la sabiduría, la promoción del talento, la apertura a la investigación tanto de docentes como de estudiantes, es una llamarada que alumbra las complejidades del mundo moderno en ciencias, tecnología y desarrollo científico.
Nuestra Universidad no es menos que nadie y es más en trayectoria, respetabilidad y rectitud, los tiempos de violencia se acabaron y no volverán. Cuna de ex presidentes de la República, magistrados de la corte suprema de justicia y superiores de las distintas provincias del país, Ministros de estado, etc. siempre ha sido la cuna del saber y de la formación de profesionales agradecidos con la institución que les dio el titulo universitario y el conocimiento suficiente para ejercer con credibilidad y ética.
Grandes son la tareas e inmenso el desafío del Dr. José Apolo al frente del rectorado de la Universidad. Pero él es conocido por ser un hombre valiente, con voluntad de acero para enderezar, que sabe imponer orden y promover cambios, él mismo es un hombre absoluto de la academia. El apoyo que está recibiendo y la esperanza con que ha sido recibida su designación es una demostración de unidad frente a las nuevas exigencias que trae su nombramiento. Goza de respaldo: esa es la principal fuerza que tiene para avanzar en la meta de devolverle a la gloriosa Universidad de Guayaquil su inspiración, la poderosa autoridad que tiene en la historia de ser la más grande y mejor universidad del Ecuador. Estoy seguro que el Dr. Apolo no se cansa ni tampoco se casa con nadie, hombre firme, fuerte, conoce al monstruo desde adentro y ama a este monstruo también. El día de su posesión en el rectorado, la mañana lucía clara y sin lluvias, anunciaba la llegada de la lucidez y la claridad en nuestra centenaria Universidad de Guayaquil, estoy seguro, confío, confiamos.
Excelente comentario y acertada definicion del doctor JOSE APOLO