La defensa nacional, de acuerdo al Diccionario Militar de Guillermo Cabanellas, es la “Salvaguardia armada de la integridad del territorio y el honor patrios, que al Ejército profesional compete disponer en todo tiempo y al pueblo servir sin regateos en la hora del peligro y de la lucha”. “Compete disponer en todo tiempo”, es decir permanentemente; no se pueden improvisar, ni los mando, ni las tropas porque “la hora del peligro y de la lucha”, puede ser hoy, mañana o después de muchos años; por esa razón se necesita de unas FF.AA. profesionales, imbuidas de sentimiento patrio, se encuentren siempre listas para el cumplimiento de su sagrada misión.
Si bien es cierto que se han zanjado los problemas limítrofes con los países vecinos, especialmente con el Perú y podemos vivir en paz; nadie, absolutamente nadie nos puede garantizar que esa paz sea para siempre.
Me permito recordar que el actual presidente peruano Ollanta Humala, que en el 2006 fue derrotado por Alan García, en esa campaña proclamó su pensamiento radical, ultranacionalista y reivindicaba en sus proclamas el antiguo esplendor del imperio inca a través de un nuevo Tahuantinsuyo.
Lo más peligroso para la paz regional era su posición frente a los tratados de limites con Chile, que decía que eran inejecutables y por ello debían ser impugnados, al mismo tiempo que debían ser repotenciadas las FF.AA.; igualmente, decía que el Tratado de Itamaraty con Ecuador fue firmado por Fujimori de “nacionalidad japonesa” y el canciller Fernado de Trazegnies de “nacionalidad belga”, por lo tanto que dos extranjeros decidieron por 25 millones de peruanos, paralelamente rechazaba la entrega del kilómetro cuadrado en Tiwintza.
Felizmente, Humala cambio su discurso ultranacionalista y llegó a la presidencia y las relaciones entre Ecuador y Perú se han fotalecido en un clima de paz ; pero ¿Quién nos garantiza que en correr de los años aparezca un lider radical que exacerbe cualquier sentimiento ultranacionalista y se rompa la paz? Por esa razón un país, a más de tener unas FF.AA. profesionales, bien entrenadas, armadas, equipadas y listas para el cumplimiento de sus misiones, debe mantener las mejores relaciones con sus países aliados.
Aliado, según el Diccionario Militar, dice: “Cada una de las dos o más naciones que asocian sus fuerzas contra un enemigo común, llevando un mismo interés y arrostrando los mismos peligros”; visto así, el Presidente Correa, mal hace en hacer declaraciones que perturban las buenas relaciones con Chile, nuestro aliado histórico.
Desgraciadamente, cuando los gobiernos y la sociedad no tienen una cultura de la defensa ni una percepción de amenaza real y no dan importancia a las experiencias históricas que valoren a la defensa como una capacidad necesaria en tanto comunidad organizada y no en tanto amenaza cercana; en el futuro se puede pagar muy caro.
Muy buen razonamiento de un conocedor. La declaración del Presidente en Chile fue, por decir lo menos, una «metidura de pata» gravísima. Rompe con la armonía de las relaciones con Chile, nuestro aliado histórico.