Por las madres, los padres y los hijos.
Bien vale un alto al trabajo de los días comunes, para darle un espacio al amor y a la ternura de la pareja humana-padre y madre-pilares sólidos,-creadores de la familia, la más grande institución sobre la tierra:
¡Padre! En estos días de junio, dedicados a ti, debes saber cuánto significas como fuerza vital de la familia, también fuente de amor y ternura para el hijo, engendrado con la mujer amada.
¡Madre! Mujer que alcanzaste en la maternidad el más grande milagro, por cada hijo que germinó en tus entrañas por amor, con el hombre de tu vida…
Hijo, niño o joven, que necesita siempre el brazo del padre junto a la madre, en el batallar de su crecimiento.
Maternidad y paternidad, subyacentes en este momento crucial, por el culto solo al placer físico y herradas filosofías del amor… Cuyos rostros se están perdiendo entre tantos niños “desconocidos” o criados como “el mal sin remedio”, que deambulan por el mundo entre la desesperación y la angustia por falta de protección en su existencia.
Y ante esta desgracia, hay un grito de la humanidad consciente; ¡A reaccionar! para que todos los hombres y mujeres se tornen redentores de la vida humana; con la esperanza en la nueva generación -¡a redimir al amor!-para que nazcan hijos con padres y madres juntos, que los amen y los guíen.
¡Es el momento!
¡Todavía hay esperanza!
Guayaquil, junio 16 de 2014