21 noviembre, 2024

Discúlpame si te insisto…

Tengo la incontrolable necesidad de comunicarte lo que siento.
El amor que no se dice es como el amor que no se tiene.
En múltiples ocasiones te he manifestado mi sentir.
Hoy debo reiterarte la emoción que me subyuga.
Es un fuego que ruge eclosionado por su propia fuerza.
Mi pasión por ti es única; maravillosa.
Su poderío radica en la energía que me das con cada beso que me das.
Eres la estrella más brillante de mis claras noches.
Eres la rosa más hermosa del jardín de mis amores.
Eres el único acto lúcido de conciencia que he tenido.
Existes como la más sensata cordura de todas mis locuras.
En esta percibida concepción se encuentra la vigencia de mi amor.
Estás en cada idea que mi mente crea,
Eres la convicción que mi entendimiento reconoce,
Eres el presente de un pasado que recuerda mi memoria.
Te concibo como la más intelectiva deducción de mí pensar.
Alegras mi existencia; le das ternura a mi cuestionamiento del vivir.
Todos mis actos tienen consecuencias para ti.
Te quiero en el despacio espacio de la infinitud del tiempo.
Eres un milagro para mí.
Tu amor es un generoso regalo del creador.
Antes deambulaba por tratar de ser; por querer llegar.
Ahora que ya soy, que ya llegué; nada de eso importa.
Lo único que importa eres tú.
Soy consiente de vivir la mitad del tiempo de vivir;
En el hoy de mí momento las prioridades han cambiado.
Tú eres mi primera primacía.
Por ello; discúlpame si insisto,
Que lo sepas es tan vital como el aire para respirar.
No hacerlo es como hacerlo y no ser consiente de porque se puede respirar.
Yo no podría sobrevivir sin agradecerle al aire por vivir.
Eso es lo que me lleva a decirte nuevamente mis te quiero.
Porqué de lo que no es mi propia sangre, eres lo que más he amado entre los vivos…

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Lo que aprendí de ella

Era yo una adolescente cuando conocí a Madre Paloma Gutiérrez y ahora que me pongo a pensar, era ella una mujer joven. Habrá tenido no más de cuarenta. Recuerdo el primer sentimiento hacía ella: temor. Autoritaria, seria, estricta, de pocas pulgas. En pocas palabras ¡bravísima!

También recuerdo que un día no sé cómo ni cuándo apareció el sentimiento mayor, el que cubre a todos los demás: un inmenso cariño. Por qué tan grande ese cariño. Porque son muchas cosas las que aprendí de ella. Son muchas cosas, si se pueden llamar cosas las que ella me enseño. Las que debo agradecer porque me han servido para sobrevivir en un mundo que no siempre ha sido de lo más apetecible.

1 comentario

  1. FELICITACIONES! MARAVILLOSO HOMENAJE A LA MAMA DE SUS HIJOS! ASI SE RECONOCE ALOS HOMBRES CONLA SEGURIDAD DE QUE NO TODA SU ESPECIE ESTA POR PERDERRSE!

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