Uno de los hechos relevantes de la semana pasada fue la convocatoria para el concurso público de méritos y oposición para la renovación parcial de los jueces de la Corte Nacional de Justicia.
Según el artículo 182 de la Constitución de la República, la Corte está integrada por 21 jueces que se renovarán por tercios cada tres años. Los tres años están por pasar y siete magistrados tendrán que ser renovados. Ahora, para este nuevo concurso, las reglas del juego han cambiado, con dos interesantes novedades. La primera es que la famosa “entrevista personal” ya no será puntuada, pues a decir de algunos, incluido el exjuez español Baltasar Garzón, esta era “absolutamente subjetiva”. Con ella distinguidos juristas que por sus méritos se hallaban durante todo el concurso entre los mejor puntuados, luego de una simple entrevista “como por arte de magia” quedaron fuera de él. Haber eliminado “la entrevista” sin duda abonará a la transparencia en el proceso de selección.
La otra novedad es la prueba psicológica, sobre la cual tengo mis reparos. Dice el reglamento del concurso público de méritos y oposición que el postulante, además de toda la documentación requerida, debe ahora presentar un certificado emitido por un psicólogo clínico (con experiencia mínima de cinco años), que certifique que “el aspirante no presenta cuadros psicopatológicos, fobias, traumas, complejos o cualquier alteración psicológica”.
Desde luego muchos estamos de acuerdo con que se exija a quienes administren justicia que no tengan problemas psicológicos o fobias. Sin embargo, resulta poco real que un profesional pueda realizar tal análisis en un marco tan reducido de tiempo, lo cual podría prestarse a cierta manipulación, pues ¿a cuántas sesiones acudirán con sus psicólogos los distinguidos juristas que pretendan aspirar a tan alta distinción? ¿Acaso se requerirá solo una sesión, o cinco o diez? ¿Una a la semana durante mínimo dos meses? Es importante aclarar debidamente esta parte.
Fuera de ello, el resto continúa igual, con los requisitos mínimos de siempre. Adicionalmente, las acciones afirmativas contempladas en la Constitución se respetan, pues el reglamento garantiza la participación de los sectores discriminados. Y, en caso de existir empate en la puntuación final entre postulantes mujer y hombre, la selección preferirá a la mujer. ¡Bien por nosotras! ¡A concursar, mujeres!