Elegir es la función más noble que se le puede conferir a un ser humano. Usted puede elegir si desea mejorar o quedarse donde está. Si quiere progresar o que lo arrastre la marea, Si quiere que sus hijos destaquen en la vida o que formen parte del montón. Desgraciadamente, no es cuestión sólo de elegir, sino de elegir bien y sobre todo, de hacer el esfuerzo para lograr lo que se desea. Con desear no alcanzamos nada. Con elegir, tampoco. El logro se obtiene por el esfuerzo, la visión, la elección sabia y prudente de los colaboradores, con la vigilancia de los elegidos, la manicure de las uñas de los colaboradores (uñas cortas y limpias es lo que requerimos, al menos en medicina) y el poner en práctica los lineamientos que lleven al beneficio de todos y a fomentar el deseo de progresar y ser mejores a toda la población.
Mantener al pueblo amancebado a costa de dádivas, bonos, prebendas y discursos, conduce en varios casos a la ociosidad, al “dolce farniente”, al no hacer, sino recibir, que baja la productividad del país y nos mantiene en el nivel de país tercermundista que no sale del subdesarrollo. Lo que conviene al país es el esfuerzo, la competitividad, el deseo de salir adelante, de desarrollo, creatividad, innovación, que no se obtiene por ósmosis, sino por medio del trabajo, y el deseo de progresar y salir adelante.
La elección indefinida es contraria a este desarrollo. Los americanos, sabiamente, decidieron que se puede reelegir indefinidamente a los Gobernadores y demás puestos menores, pero el Presidente de la República, no puede ser reelecto más de una vez, pues en los puestos menores va a haber más control, incluso de las autoridades superiores, mientras que, entre los que están al lado del Presidente, la continuidad podría llegar, en algún momento, a favorecer a algo o alguien, lo que podría crear injusticia.
La reelección no es conveniente por más de un período en el caso de la elección de Presidente de la República. Es además sano para los partidos políticos, la renovación de sus líderes. La presencia de competencia interna dentro de ellos, renueva las ideas y lleva al progreso. Creo que la muerte de los partidos políticos, se debe más que a la acción de desprestigio de nuestro actual Presidente, a la consunción interna por falta de renovación real dentro de sus directivas.
La reelección continua puede permitirse en los puestos menores, no para la Presidencia de la República.