Una de las tradiciones que se han perdido como resultado del olvido, son los baños con esencias naturales que antiguamente nos solíamos hacer para aromatizar el cuerpo, suavizarlo o simplemente porque se sentía rico. Eran baños con flores, frutas, especies, es decir de la variedad que la imaginación y el gusto nos otorgaba. Eran muy comunes pues resultaban baratos, cómodos y muy agradables.
Al prepararlos no se pensaba en la buena suerte o en algún sortilegio sino en lo rico que otorga la sensación de un cuerpo limpio recién bañado. Esta sana costumbre incluía la tarea de ahumar la casa con palo santo ya sea para espantar mosquitos, malas vibraciones o demonios imaginarios pero principalmente para auspiciar un ambiente limpio dentro del hogar. Era la práctica de los aromas naturales para crear ambientes de armonías, de equilibrio que animen nuestra calidad de vida y cultiven la paz, la tranquilidad. Recuerdo muy bien, la tarea de mi madre de ahumar la casa con palo santo, hojas de naranja y canela todo eso hirviendo sobre brasas de carbón encendido que al quemarse hacía brotar humo aromático, fragante que poco a poco inundaba la casa, las paredes, las esquinas, los huecos, protegía los tesoros y disolvía las sinrazones. Luego de la limpieza satisfacía tomarse una siesta hasta el día siguiente.
Un ambiente agradable y dulce promueve nuevas emociones, pensamientos más positivos, uno observa la armonía afuera para tenerla dentro de uno mismo también. Es el poder de las esencias que se ha extendido para crear nuevas artes y destrezas como la aromaterapia, flores de Bach y otras prácticas conocidas. De las prácticas ancestrales que hasta ahora persisten está el uso del famoso y querido palo santo, cuya madera perfumadisima es sumamente conocida y apreciada. El árbol de palo santo es de origen milenario, era abundante en toda la costa, ahora en peligro de extinción por su tala indiscriminada. Es conocido que en Puerto López, Manabí existe una empresa dirigida por un ciudadano italiano que produce desde aceite de palo santo hasta jabones, perfumes, champús, inciensos, estos productos han tenido buenas ventas en mercados internacionales.
Quemar palo en invierno es común para espantar mosquitos. Pero ahora descubra que hervir agua con algunos trozos de su olorosa madera resulta benefactor para darse un baño extraordinario para relajar el cuerpo, eliminar dolores estomacales, limpiar la piel, el cabello y mantener el cuerpo perfumado. Simplemente hervir lo que usted necesite de agua con palo santo, dejar que se enfrié aromatizando todo el ambiente y luego echárselo encima obteniendo una ducha de muchos beneficios corporales y emocionales. Disfrutará de su fragancia, su perfumado olor, su rica emanación. Un amigo que recientemente vino de Europa me indico que una fundita que aquí podemos comprar por cincuenta centavos de dólar allá puede llegar a costar hasta veinte dólares; así que aprovechar el palo santo para darse un buen baño, para perfumar la casa, usar su aceite para las manos, la cabeza, en definitiva para apreciar la naturaleza y aprovechar sus dones.