21 noviembre, 2024

Pascuales y los «Taxis del Terror» (las tricimotos)

Yaguachi_Tricimoto para turistas

Recuerdo que siendo niño, y algunos años después, la ahora Parroquia Pascuales era un verdadero lugar de diversión para los citadinos Guayaquileños. Sitio en el cual los fines de semana, como hasta ahora, se degustaba nuestra deliciosa comida criolla (fritada, hornado, caldo de manguera, secos de chivo y de gallina, tortillas de maíz que son hornadas en un simpático tanque metálico y usando como fuego el producido por leña, etc).

Recuerdo además que Pascuales era el “sitio perfecto” de los enamorados con urgencia de contraer nupcias. Era frecuente “la fuga” de las parejitas en busca del Teniente Político de Pascuales para que los case, improvisando o no en el momento la lista de los testigos que la ley preceptuaba a fin de legitimar dicha unión. A decir verdad, en mi entorno familiar y social, cuento con más de una anécdota al respecto.

Por otra parte, la gente lugareña era bastante amable con los visitantes de la época, y de vez en cuando se podía observar cierto movimiento vehicular producido mayormente por los automotores conducidos ordenadamente por “dichos turistas”.

Claro está que, en aquel entonces el parque automotor de pascuales, era simplemente dependiente de los vehículos que desde Guayaquil se trasladaban hacia allá. Quien iría a pensar que con el paso del tiempo, ahora Pascuales tendría un altísimo porcentual de numero de vehículos por cada habitante; casi comparable proporcionalmente en dicho nivel con Guayaquil.

Saben ustedes porque..? Sencillo, pues el crecimiento vehicular de las famosas “TRICIMOTOS”; llamados LOS TAXIS DEL TERROR, ha transformado prácticamente en un infierno a propios y extraños que; por diferentes razones y/o circunstancias, se movilizan diariamente transportando a niños y adultos dentro, y hasta fuera de Pascuales.

No puedo cometer el error de graficar cuantitativamente el número de esos infernales vehículos que a diario circulan irresponsablemente dentro de la parroquia. Pueden ser centenares, o millares de aquellos armatostes, conducidos la gran mayoría por jóvenes y chicas que, sin ninguna protección acorde las normas, e incluso por su edad, no pueden contar con una licencia de conducir. Créanme, aquellas maquinas, incluido sus “estrepitosos equipos de sonido”, convertidas además en grotescas “discotecas ambulantes, y en peligrosas armas mortales, se han tomado Pascuales.

Los muy especiales conductores de las mismas, no respetan absolutamente ninguna norma de tránsito vehicular, a la gran mayoría de dichos patansuelos poco les importa si usted o yo, o quien sea, vaya conduciendo solo o en compañía de alguien más y se les cruza en su camino; y pobre de aquel que reclame sus agresivas maniobras. Lo que quiere decir que, si uno está con algo de suerte, solo le gritarán: ¡AVISPATE SACO DE CACHOS!… ¡FIJATE LO QUE HACES *#$x%x/!…. MANEJA BIEN, SO *#$x%x/!….

Caso contrario, correrá el riesgo de una infame agresión física y grupal, pues ellos no actúan solos; siempre en función de un agresivo espíritu de cuerpo gremial. Entonces, vaya usted a saber en qué podría terminar esa ilógica aventura. No alcanzo a entender pues que es lo que está pasando con las respectivas autoridades de control. Esto sucede a diario y a vista y paciencia de todo el mundo, incluso de agentes de tránsito que ahí se encuentran trabajando.
Hace unos días conversé en pascuales con un motorizado de la Comisión de Transito, quien prácticamente indiferente y/o impotente por lo que estaba sucediendo, y al comentarle las peligrosas maniobras que los conductores hacen con dichas maquinas infernales, y que conjuntamente observamos en por lo menos tres casos, me dijo: “Vea jefe, yo estoy cabreado de que estos individuos que parecen hormigas hagan lo que les dé la gana, pero, ¿qué puedo hacer yo..? , si los jefes nada hacen por ejercer control al respecto y se han dejado manejar por ciertas maniobras políticas (¿?)”.

Vale mucho la pena que ya se corte de raíz este grave problema y se evite la lamentación de accidentes que cobran la vida de muchas personas; tal cual sucedió recientemente en Daule. No esperemos que las estadísticas engrosen el número de cadáveres de niños, adultos y ancianos, por causas de tamaña irresponsabilidad de los señores, jóvenes y chicas irresponsables que conducen peligrosamente dichas maquinas, así como del “que me importismo” de las autoridades y agentes de tránsito incompetentes que lo permiten.

¡A trabajar coordinadamente y estratégicamente las respectivas autoridades! ¡Los escasos operativos; en caso de que sean puestos en ejecución, no son suficientes! Empiecen por ejecutar un censo vehicular local de aquellos peligrosos armatostes llamadas tricimotos. En función de estudios técnicos, establezcan una lógica y moderada cantidad de dichos vehículos para que puedan circular legalmente sin matar ni lesionar a nadie. Caso contrario, no nos sorprendamos si dentro de poco, y por su veloz crecimiento demográfico, los pascualeños reclamen su derecho a ser Cantón. Entonces, y como decía Don Vladimiro, ¡AHÍ TE QUIERO VER…., PASCUALES!

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¿Alguna vez han intentado bailar un tango entre tres?…, resultaría muy incómodo, ¿cierto?; incluso aquellos que disfrutarían del desenvolvimiento del trío, sin conocer absolutamente nada de tango, lo menos que pensarían es que algo extraño está pasando, algo turbio se cocina, como que algo no cuadra.

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