En los últimos días, el nombre de Carlos ‘El Virrey’ Bianchi ha sonado en todo el continente. La razón: el club de fútbol más popular de Argentina (el único que jamás ha jugado en la categoría del ascenso) está atravesando una crisis futbolística. Más allá de las dos primeras etapas frente al popular equipo, signadas por el éxito y los títulos, la última no cubrió las expectativas de los simpatizantes xeneizes y mucho menos de su dirigencia.
Su impecable trayectoria empezó con una campaña de éxitos en 1998, y, producto de un insistente reclamo de sus hinchas, ‘El Virrey’ llegó por tercera vez a la dirección técnica de Boca Juniors, en enero de 2013. En el primer torneo nacional el club quedó anteúltimo y fue eliminado en cuartos de final de Copa Libertadores.
En el torneo actual, empezó (como dicen) “con el pie izquierdo”, con un juego deficiente que derivó en la pérdida de partido tras partido, y fue entonces cuando la dirigencia del club canceló de manera anticipada los servicios del técnico más exitoso que tuvo Boca Juniors, en medio del descontento y nostalgia de sus seguidores. Dicen que en el balompié los resultados mandan, y la decisión unilateral de rescindir el contrato es ahora un tema que se torna jurídico, pues el régimen en Argentina aplicable a los directores técnicos de fútbol (previsto en un convenio colectivo de trabajo) regula, específicamente, el despido directo sin causa cuando el contrato hubiere alcanzado seis meses o más, caso del derrocado estratega, lo cual le irrogará al club un gasto importante en concepto de indemnización por la ruptura ante tempus del contrato.
La foránea normativa prevé los casos en que el despido sin causa se produce durante la disputa del torneo y finalizado el mismo. En el primer caso el entrenador solamente tiene derecho a percibir su remuneración hasta la finalización del campeonato, con la prohibición, para aquel, de registrar un nuevo contrato con otro club hasta que finalice el torneo en disputa. Tal disposición, que atropella derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional de Argentina, seguramente será cuestionada por el señor Bianchi a la hora de definir su reclamo. Habrá que seguir de cerca el interesante caso del “querido director técnico” por las importantes consecuencias económicas que pueden afectar al club xeneize, y que de seguro sentará jurisprudencia y doctrina importante para situaciones análogas en Ecuador.