La negatividad nos guía a la enfermedad. Todos tenemos sentimientos negativos, pero no toda actitud negativa produce enfermedad. Para crear la enfermedad, las emociones negativas tienen que ser dominantes. Pero lo peor de todo es saber que un pensamiento negativo es tóxico y, aun así, le damos permiso para que se instale y medre en nuestra conciencia. HAY QUE ENTENDER QUE CADA PENSAMIENTO SE MULTIPLICA EN NUESTRA MENTE. CADA CREENCIA SE MULTIPLICA EN NUESTRAS EMOCIONES. Así cada creencia y pensamiento se multiplica en los actos de nuestra existencia. Vivimos tal como pensamos. Vivimos lo que creemos.
Usted se ha dado cuenta que las decisiones afortunadas traen consecuencias afortunadas mientras que las decisiones desafortunadas traen consecuencias desafortunadas. Acción y reacción. Es elección y decisión en el momento exacto, preciso, como ver multiplicar a la naturaleza en el presente, todo está unido y ocupa todo el espacio y el movimiento, todo lo existente en constante danzar y presencia. Toda la vida es multiplicación, puede ser que entendamos mejor nuestro diario vivir desde las matemáticas.
Las emociones negativas siembran violencia dentro de nuestro interior. Por ejemplo, una persona puede saber que necesita perdonar a alguien, pero decide que continuar enfadada le da más poder sobre la otra persona. Lo cierto es que persistir obsesivamente en el enfado la hace más propensa a desarrollar una enfermedad, porque la consecuencia energética del enfado acaba restándole poder.
Y el poder es esencial para sanar y conservar la salud. Las actitudes que generan sensación de impotencia no sólo conducen a una falta de estima propia, sino que también agotan la energía del cuerpo físico y debilitan la salud general. En eso consiste precisamente el segundo principio: el poder personal es necesario para la salud, lo dice la Dra. Caroline Myss, en su libro “Anatomía del espíritu”.
La importancia del poder personal . Muchas personas desarrollan una enfermedad cuando pierden algo que para ellas representa poder, como el dinero , un trabajo o a alguien que han investido de su poder o de su identidad, como puede ser la pareja o un hijo.
Nuestra relación con el poder está en el núcleo de la salud. Cuando interiorizamos algo como símbolo de poder (dinero, autoridad, belleza, fama, amistades o afectos) y éste siente que adquiere más, nuestro sistema biológico recibe el mensaje de que esta entrando poder y control en el cuerpo: “tengo poder y todo está bien”.
Las personas que llenan nuestra vida y las decisiones que tomamos en cada momento son expresiones y símbolos de nuestro poder personal. En incontables situaciones y relaciones, la dinámica que funciona por debajo es la negociación del poder; quién lo tiene en ese momento y cómo podemos mantener nuestra participación en él.
Sin embargo solo una reflexión profunda y espiritual afianzará el tipo de cosas que nos otorgan un poder personal efectivo y descartará aquellas otras que no son más que una adicción que nos produce más sufrimiento ( y enfermedad) que satisfacción y armonía ( salud) por ello es necesario tomar conciencia de lo que nos da poder, e influye en nuestros actos. La curación de cualquier enfermedad se facilita identificando nuestros símbolos de poder y escuchando los mensajes que el cuerpo y las intuiciones nos envían acerca de ellos.