El tejido social de las ciudades, países y de la humanidad, está hecho con los hilos de las vidas de cada habitante.
Cada ser humano que conforma dichos tejidos sociales pertenece a diferentes razas, orígenes y religiones o creencias. Tiene diferentes formas de ser y hacer, y de entender la vida, la libertad, la democracia y tantos conceptos de acuerdo a su formación y orígenes.
En aquellas ciudades y países en que los hilos son del mismo origen y/o religión y formación, el tejido social es más uniforme pero a la vez más rígido y menos flexible. Por el contrario cuando ese tejido social lo conforma una variada mezcla de orígenes, éste no solo es más flexible, sino que se extiende de forma que cubre razonablemente a todos logrando más armonía, progresos y espacios de realización para todos.
En estos tiempos de conflictos y confrontaciones que vivimos, se puede observar cada día la barbarie y rigidez de los fundamentalismos desde los sectores religiosos del islam como los del ateísmo, del comunismo y socialismo del siglo XXI, que pretenden manejar ciudades y países con hilos de vidas humanas tratadas con todos los medios posibles para que sean iguales, dóciles y fanáticos, produciendo, no un tejido social que ampare a todos, sino rígidas y duras tablas que aplasten a todos, para que los tiranos enfermos de poder, codicia, egoísmo, odio y maldad caminen sobre dichas tablas que han aplastado las vidas y futuros de los seres humanos que han asesinado o subyugado.
Albert Einstein nos dijo: “La suerte de la humanidad es, generalmente, la que ella se merece”. Si no actuamos cada cual y cada país de acuerdo a sus posibilidades, oportunamente, los tejidos sociales de varios países y continentes sufrirán profundas roturas que destruirán sus estructuras con la pérdida de tantos niños y vidas inocentes y pasarán muchos, muchos años para recuperarse, obtener la libertad, la armonía, la equidad, la democracia y la justicia.
No permitamos que la barbarie gobierne nuestro planeta porque la suerte de la humanidad está en juego. Recordemos que el tejido social de toda la *humanidad es uno *(por ello su nombre) y cualquier pérdida en cualquier parte nos afecta a todos en forma planetaria.
Concluiré con el pensamiento de Théophile Gautier: “De todas las ruinas del mundo, la ruina del hombre es, sin duda alguna, el más triste espectáculo.”
Tomado de pensar.ec