“Hemos modificado tan radicalmente nuestro entorno que ahora debemos modificarnos a nosotros mismos para existir dentro de ese nuevo entorno”. Norberto Wiener
El cambio continuo y acelerado de las nuevas tecnologías así como su influencia en la educación, la cultura, la forma en que nos comunicamos, informamos, compramos y un largo etcétera, queda reflejado muy bien en el pensamiento de Wiener que encabeza esta reflexión.
El problema es cómo cada generación se modifica, cambia y a qué velocidad y además cómo se actualizan los diversos países, en los varios continentes en función de su cultura, religiones, tradiciones y más. Estamos en un mundo en que el cambio de civilización nos está llevando a un conflicto global entre naciones, culturas y religiones y a confrontaciones internas, en cada país, en lo generacional.
Todo esto puede llevarnos a la tercera guerra mundial, de hecho hay muchas voces en varias ciudades del mundo, incluido el Papa, que expresan que ya estamos inmersos en esa guerra por etapas.
Si consideramos la crisis económica mundial, el desempleo, el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de la mayoría, las diferencias irreconciliables entre culturas religiones y civilizaciones, los desplazados y las migraciones que son la respuesta a la inversa de lo que fueron las colonizaciones. Todo ello está cambiando el tejido social de muchos países causando conflictos internos en los mismos, racismo y muchas preocupaciones y temores. En esos escenarios como se pueden civilizar muchos países, entendiendo por civilización el respeto de los Derechos Humanos Universales proclamados por la ONU y el de las libertades básicas de expresión, creencias, respeto y derechos de las mujeres y los niños entre otros.
Aquí cabe hacer referencia al pensamiento de George Ch. Lichtenberg que dice: “Vivimos en un mundo en el que un loco hace muchos locos, mientras que un solo sabio hace pocos sabios.”
Basta ver la locura de Isis con el fundamentalista, que en Siria e Irak, se proclama el nuevo Mahoma y transmite su locura a miles, que a su vez matan, destruyen y esclavizan a muchos seres humanos inocentes por el solo hecho de tener otra fe o ser mujeres.
El pensamiento de Friedrich Nietzsche lo refleja en forma tajante: “El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre”.
Será quizás que como ser viviente el hombre no tiene, como los otros animales, un depredador que mantenga los equilibrios naturales de población y sea el mismo hombre su propio depredador, además de las enfermedades.
La nueva era y civilización lamentablemente con el uso de las nuevas tecnologías utilizadas por esos locos que se multiplican como epidemia, nos está llevando a una confrontación para que se modernicen, cambien y civilicen, evitando que retrocedan en lugar de avanzar y que lamentablemente, ese avance, parecería que, debe escribirse con tinta de sangre de muchas vidas humanas.
¿Podremos algún día los humanos armonizarnos, progresar y cambiar sin sangre derramada en todos sus continentes?
¿Tiene usted alguna reflexión o respuesta?
Si el hombre no cambia y siga existiendo el odio, las aberraciones, la venganza, la delincuencia, la corrupción, la politiquería, la injusticia, los ateos, los ambiciosos, los neofascistas, y miles de maldades más, el ser humano desaparecerá de la faz de la tierra, porque está dicho: Todo será destruído por el hombre. Dios es nuestro Salvador.
Apreciado Sr. Garzozi, convengo con Ud. en lo manifestado en su escrito y con respecto a la pregunta final, la respuesta lamentablemente es dura e inflexible, la humanidad sólo vivirá en armonía y paz, cuando exista un equilibrio entre lo que la naturaleza nos ofrece y lo que podemos tomar de ella, lo que conlleva a determinar que la humanidad ha rebasado con largueza el límite poblacional y la conclusión es obvia.