La Generación del 30 en el Ecuador fue una corriente que echó raíces hacia muchos escritores ecuatorianos actuales, y cuya fuerza de realismo social ha perpetuado hasta el presente. El realismo quiere hacer denuncia, quiere tomar en cuenta los sectores desfavorecidos y llevar a cabo una aparición, que salga a la luz los individuos desesperanzados por su marginación social.
El alejamiento del modernismo gracias a las nuevas líneas literarias ejerce un cambio potente y transcendental. El realismo social transcurrido en la Generación del 30 equivale a un futuro destapado, sin un implante superfluo que cubriría a la sociedad burócrata e ignoraría al resto, a los marginados. En este ensayo se indagará la influencia de esta corriente en lo que es la literatura contemporánea y lo que fue en su tiempo. La escritora y crítica literaria ecuatoriana, Gilda Holst, quien fue entrevistada, será un pilar fundamental gracias a sus comentarios y opiniones sobre la Generación del 30 y su ideología sobre la proyección de esta en la literatura actual y en la propia, y será basado este análisis en el resultado de la conversación virtual adquirida con la literata.
Gilda Holst, cuentista, novelista y crítica literaria aclara que no hay escritor influenciado directamente de dicha corriente de los 30, puesto que el tiempo transcurrido ha sido bien largo y hasta el presente se han recibido diversas persuasiones literarias que se han adentrado y cosechado un sin número de ideas para los autores de obras contemporáneas en el Ecuador. Sin embargo, la Generación del 30, menciona, fue muy importante para los ecuatorianos porque consiguió volver la mirada hacia nuestra identidad multiétnica. “Fue parte de una corriente continental de nacionalismo cultural, de vuelta a las raíces, de las realidades sociales de explotación y pobreza. El rescate del habla popular de diversas subjetividades: del cholo, montubio, indígena y negro, me parece importante también.” Muchas obras de aquel tiempo son un clásico para la nacionalidad del presente. Gilda nombra obras que le han marcado y las que actualmente leemos en la mayoría de colegios, por respeto y orgullo a nuestros escritores socialistas. Mencionando esta última palabra, resalto una idea que Gilda Holst propone: “la generación del 30 se convirtió en un posicionamiento ideológico, político.” No obstante, aquello no arrebata la genialidad y grandeza de las obras aun preservadas como heroicas en nuestros tiempos. Como Baldomera de Alfredo Pareja Diezcanseco, rescatando la vida de las clases sociales bajas y el cambio que tiene un campesino en la ciudad, y su acoplamiento a la nueva cultura urbana. A su vez la fuerza y el protagonismo del personaje femenino, Baldomera. Esta obra da un paso grande para lo que vendrá a ser Las Cruces sobre el Agua de Joaquín Gallegos Lara, donde se siente el ímpetu y el contenido sociológico y a la vez desastroso de la masacre del 15 de noviembre de 1922. Esta obra se considera como un “documento testimonial”, el cual Gilda Holst considera el más representativo de la época del 30. Otra obra maestra es Huasipungo, de Jorge Icaza, cuya proyección se dio en el escritor cuencano Carlos Arcos Cabrera, con su libro Memorias de Andrés Chiliquinga, dándole un brote de extensión al protagonista de Huasipungo contextualizado en nuestro presente. Pero Gilda menciona que Los Sangurimas de José de la Cuadra ha sido lo que ella más destaca de aquella generación, pues es la que prefiere por su creatividad. “Es una increíble historia (según yo tiene 4 finales) y además muy bien escrita.”
El indigenismo forma parte del realismo social, dentro de la literatura. Gilda luce una observación sobre lo que realmente puede ser considerado como literatura indigenista. “De la época hay una declaración de Carlos Mariátegui que decía que la literatura indigenista escrita por mestizos o blancos no era muy auténtica, y si sería cuando el indígena escribiera, que se escuchara su voz/escritura. El indigenismo aquí en el Ecuador pienso que estuvo más ligado a la protesta social que al rescate de valores indígenas”. Según la escritora guayaquileña, el indigenismo que se encuentra en la literatura de la Generación del 30 es solamente un pequeño rasgo de lo que realmente son los valores indígenas. Por ejemplo, en el libro Memorias de Andrés Chiliquinga de Carlos Arcos Cabrera, el protagonista lee por primera vez Huasipungo y protesta en contra de Jorge Icaza porque menciona que solo pone la parte triste de sus orígenes, mas no la felicidad y las maravillosas festividades que celebran en su cultura, entre otras cosas “El pobre Icaza no conocía nuestros ritos funerarios y pensaba que eran un puro lamento parecido al aullido de un perro”. “Pero de ahí a que mi tocayo llegue y le maltrate a la cushi para después tener sexo creo que es exageración por parte del Icaza. Él no se interioriza en los sentimientos de mi tocayo, el Andrés Chiliquinga. No puede ver su corazón”. Así como menciona Gilda, el indigenismo estuvo más ligado a una ideología por una protesta social, algo que enmarca la Generación del 30, y no podría ser visto de igual manera por los genuinos indígenas que solamente ellos conocen sus verdaderas raíces y experiencias.
En una de las preguntas de la entrevista con la escritora, le interrogué sobre qué piensa acerca de la ideología que siguieron los escritores de la Generación del 30, y su respuesta fue:
“Pienso que la literatura no puede ser exhortativa, evangelizadora o didáctica. Algo en que sí cayeron los de la generación del 30, tal vez no tanto sus escritores pero si la recepción y la crítica. Pienso –como dije hace poco en una entrevista-, que la literatura desde siempre y con adelanto, poderosa y maravillosamente, ha tematizado y visibilizado lo marginal, lo sordo o inaudible, lo popular, lo otro, lo reprimido o silenciado. Instaurada en el polisentido, en lo ficcional o en lo falso verdadero, hace circular saberes sin fetichizar a ninguno. Es lo opuesto a la propaganda y a la consigna, opuesto a textos o discursos maestros o sagrados o poseedores de la verdad absoluta.
Pienso que la generación del 30 si se instauró en una posición de poseedores de una verdad, vuelvo a decir, no todos. Si no eras nacionalista, eras extranjerizante, esclavo de modelos europeos e imperialista. A nivel regional, hispanoamericano, hubo iguales posicionamientos pero hubo también diversidad de criterios.”
Gilda Holst nos aclara su punto de vista sobre la perspectiva de algunas personas involucradas en la crítica y opinión del realismo social que comprendía la Generación del 30. Los personajes estaban arraigados a un arquetipo que se repetía simultáneamente en las obras, sin embargo, maravillosamente resaltando la crítica social que buscaban ejercer. Aunque haya sido una visión más bien política que recaudadora de valores indígenas, fue un auge que sacudió Ecuador, y también a nivel hispanoamericano. Los temas sociales provocaron una fuerte influencia para desenmascarar las enormes injusticias que se encontraban en el país, los abusos y la marginación que se les hacía a los indígenas. De alguna manera esto fue un grito para encarar la realidad que recorría la nación. Y gracias a la creatividad genuina de los escritores socialistas, existen las grandes obras que plasman historias reflejando la crudeza del entorno de aquellos tiempos.
Al final de la entrevista con la cuentista y novelista guayaquileña, me referí a sus propias obras. Le interrogué si tienen algún rasgo de influencia por la corriente de la Generación del 30, puesto que había encontrado ciertos aspectos en uno de sus cuentos que me recordaban a unos autores de aquella corriente. Pero sus respuestas fueron negativas, Gilda mencionó que ella tiene influencias de varias corrientes literarias, tantas que no podría fijarse en una sola en particular como la más importante. Todo lo que ha leído en el transcurso de su vida ha dejado una semilla en su psiquis que luego fue incorporada en los textos que ha creado en el transcurso de su carrera como escritora. “Yo me siento influida por todo el mundo, por todos a quienes he leído. Creo que mi escritura va por lo que sería la post-vanguardia o lo posmoderno. En todo caso eso lo decide el o la lectora.”
La Generación del 30 ha indagado en lo que en la actualidad se ve en el cine ecuatoriano, el realismo social, lo crudo de las calles, el entorno de las clases sociales, las jergas empleadas en nuestros alrededores, etc. Muchas obras literarias tienen un flujo y extensión de escritores de aquella época en la actualidad, sin embargo, aquella protesta socio-política que radica en esos textos pulcros han ido más allá que la maravillosa creatividad de recrear los eventos que solían pasar en el Ecuador, al menos eso se revela. Gilda Holst es una escritora que se libra del esquema de encerrarse en un solo estereotipo de influencias o proyecciones literarias de una sola línea. Ella se expande en muchas que ha creado en sus cuentos, una nueva corriente de narraciones con el estrato de una sensibilidad literaria, con humor y estilo propio. La Generación del 30 pasó por sus manos pero su vigencia no estableció una conexión para emplear rasgos similares en sus obras, no obstante, el único escritor que indagó profundamente en Gilda fue Pablo Palacio, por su retorcido cambio que generó el vanguardismo de la época ecuatoriana, y cuyas fuerzas literarias, personajes reprimidos salieron a expresar firmemente su existencia, y las minuciosas oraciones extravagantes que separaban el orden que se estaba empleado. Gilda Holst se considera una post-vanguardista, una posmodernista, después del resultado de un largo camino de obras maestras que terminaron siendo un reducido recuerdo de lo que su literatura enseña para nosotros.
Referencias Bibliográficas
- Entrevista con Gilda Holst
- Carlos Arcos Cabrera (2014) Memorias de Andrés Chiliquinga. Editorial Alfaguara.
- Anónimo (2000-2014) Literatura Ecuatoriana. Gilda Holst Recuperado de http://www.literaturaecuatoriana.com/htmls/literatura-ecuatoriana-narrativa/gilda-holst.htm
- Rodas Chávez Germán (2002) Letras Uruguay.Espacio Latino. Generación del 30 Recuperado de http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/rodas_chavez_german/la_generacion_de_1930.htm
El «realismo socialista»,que es(yo creo) a lo que Ud. realmente se refiere,dejo expuesta todo una vitrina de la periferia social, desde el angulo del marxismo. La literatura,adelantada siempre de los fenomenos sociales,senala con dedo acusador las falencias de la aguada sopa social creada a golpe de revoluciones,golpes desde los cuarteles y tiranuelos ,que prometian gobernar mas para las metropolis que para el pais. Y ya que hablo de tiranos,Sorpresa! todabia seguimos sufriendolos y tal parece que lo seguiremos
hacienda,por unos cuantos anos mas. Saludos y magnifico tema.