El concepto del “buen vivir” toma su términos “sumak kawsay” de la imagen o figura general de la existencia de la vida ancestral quichua. Concepto que en una forma u otra está presente en todas las formaciones.
En su significado quichua original, sumak hace referencia a la realización ideal y hermosa del planeta, mientras que kawsay significa “vida”, una vida digna, en plenitud.
El “sumak kawsay”, con muy acertado criterio, ancestral considera a las personas como un elemento de la Pachamama o Madre Tierra.
Así, a diferencia de otros paradigmas, el buen vivir moderno, inspirado en la tradición indígena, buscaría el equilibrio con la naturaleza en la satisfacción de las necesidades (“tomar solo lo necesario”), sobre el simple crecimiento económico.
Olvidan incluir en la formula la creencia en ídolos falsos, hechizos o brujería que en su propia inestable existencia los vuelven indispensables. O, cuando menos tienen inseguridad del resultado de no creer.
Es así como el ser humano se guía por su instintiva búsqueda de dominio sin importar el precio o padecimiento que lleve imponer su control sobre otros. Por eso se da que la ambición y poder llevan al caos y nuestro fin.
De todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed y come sin tener hambre, y habla sin tener nada que decir. Muchos se aprovechan de escenarios “iluminati”, chamanes, o hechiceros, en vez de forjar el alma sin flaquear.
El autoengaño es negarse a racionalizar la relevancia, significancia, o importancia de evidencia contraria y argumentos lógicos que son opuestos a los propios. El autoengaño implica convencerse a sí mismo de una “verdad” (o la falta de la verdad) que no revela un autoconocimiento del engaño.
Se ha argumentado que todos los humanos sin excepción son altamente susceptibles al autoengaño, ya que todo el mundo tiene un equipaje emocional de creencias que pueden ser irracionales.
Algunos biólogos evolucionistas sugieren que el engaño es una parte importante del comportamiento humano, el instinto para el auto engaño puede haber dado a los organismos humanos una ventaja selectiva: si alguien se cree su propia mentira (por ejemplo su propia presentación sesgada hacia sus propios intereses), será mejor o más capaz de persuadir a los demás de su “verdad”.
Por esa razón se persigue al libre pensador, al comunicador o a un escritor que demuestra el tinglado que oculta la mentira y el manipuleo de las pasiones humanas.
La sociedad actual a nivel mundial, está inmersa cada día más en necesidades que son ficticias. Es decir, creemos necesitar ciertos productos que nos han convencido que nos darán bienestar, pero lejos de proporcionar felicidad, nos acarrean incertidumbre por no poder en muchos casos mantenerlos o poseerlos.
Otra necesidad creada, Hasta hace pocos años ¿quién iba a imaginar que cada persona portaría un teléfono celular? Existen familias, no importando la condición económica, en la que todos tienen un celular, en algunos hogares superan dos a uno por habitante, además muchos teléfonos, están conectados a las redes sociales e internet, porque entre más rápido nos enteremos mucho mejor.
Obviamente todo tiene un costo que merma la economía de la persona y manipula la estructura de la familia.
La filosofía del “reyezuelo” y la comercial filosofía del “Socialismo del Siglo 21”, que es la nueva marca que mercadea el fascismo y/o comunismo desde el Siglo 19.
En nuestro amado Ecuador han traído los gobernantes a los cuatro Jinetes del Apocalipsis: La Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte, tal como aparecen en el grabado de Durero.
Los cuatro jinetes amenazan con instaurar el reino de la Bestia, algo que se ve como un fenómeno recurrente en la historia de la humanidad. Un retorno a la barbarie. Y dice su portavoz, el frustrado “reyezuelo” que la bestia nunca muere, máximo se oculta durante mucho tiempo.
Lejos se está de pedir que la bestia muera, los sanguinarios son parte del balance de la humanidad; pero, debe de haber un pronunciamiento popular para que la bestia huya y ella, con sus similares aspirantes, se queden escondidos tras los muros de la infamia.
Ante tanto odio, trato despectivo grosero vulgar y ceguera personal parcializada, de que todo está mal y son malos todos, y obviamente todos los anteriores fueron mas buenos e inocentes que el pan de dulce, no me queda más que decir que tendremos al reyezuelo y sus acólitos por 2 ó 3 periodos más, para enderezar todo lo torcido que dejaron los otros corruptos