21 noviembre, 2024

¡Feliz aniversario Mafalda!

Hace pocos día se celebró el nacimiento de MAFALDA. Medio siglo de pensamiento, reflexión, humor político, ironía. Nació en 1964, de la pluma y del genio de Quino ( El argentino Joaquín Salvador Lavado), nace Mafalda, este querido personaje imaginario, en cierto medio hermano del Principito; no tan serio ni solemne, más bien reivindicativo; critico, filósofo, con necesidad de saber, de elevar las miras, de cuestionarlo todo, y por tanto inconformista, con una mirada compasiva a todos los dolores y miserias del mundo. Un personaje tal como El Principito, o Juan Salvador Gaviota, con vida propia, la vida palpitante de un bello mito, nacida en el tiempo desde un sin tiempo, desde el mundo de las aspiraciones y sueños: MAFALDA.

Su nombre es en apariencia un anagrama utilitario, el de la empresa de electrodomésticos Mansfield que debía haber anunciado y que rebelde, no lo hizo. Aunque es posible que su creador, Quino, quien le dio el nombre, sólo inconscientemente recordara que Mafalda es nombre de infanta portuguesa y de ahí la regia dignidad y espíritu elevado y rebelde de nuestra heroína, pues hay una magia en los nombres que los hacen kármicamente poderosos.

Mafalda nace en septiembre, en uno de los semanarios informativos más importantes de Argentina, Primera Plana, donde aparece regularmente durante seis meses. Pero estas viñetas no serán incluidas en las futuras ediciones pues su autor Quino las consideró “fase de rodaje”. En marzo de 1965 prosigue la publicación, ahora en El Mundo de Buenos Aires, uno de los periódicos de más tiraje de este mismo país, donde aparecen seis tiras de viñetas cada semana. Un pequeño editor las convierte en libro y la edición se agota en doce días. Aquí comienza el fenómeno “Mafalda”, que es traducida y editada, primero en italiano, después llega a España y Portugal (en 1970), a Brasil (en este mismo año) y a partir de 1971 aparece ya en inglés, en hebraico, en danés, en sueco, noruego y francés, se hacen posters, cuadernos, sobres de regalos… y en 1973 comienza a ser emitido en la televisión argentina (260 cortos de minuto y medio cada). Llega hasta Japón y se extiende a prácticamente todos los lugares del mundo.

Nueve años después de su nacimiento, en 1973, Quino renuncia a hacer más viñetas, el personaje es demasiado poderoso (por sí mismo, no por haber llegado al mundo entero) y le consume; la vieja historia de la hoja de la espada que va devorando la vaina en que descansa, como el alma su vehículo carnal. O quizás simplemente se retira del extraño mundo del que vino. Sólo excepcionalmente, y como deber de “ciudadano del mundo”, a pedido de UNICEF, produce diez viñetas y un poster original para la Declaración de los Derechos del Niño

Mafalda no puede dejar de pertenecer al siglo en que nace, y más específicamente a la década de la Guerra Fría, del temor a un fin del mundo nuclear, a la dictadura militar extremista argentina. Nace en la década de los Beatles, de la masificación de la televisión, y de guerras sin sentido, el peligro devastador de la excesiva población mundial, raíz de gran parte de las miserias de todo tipo que hoy vivimos ante la perspectiva de un cataclismo ecológico. Un tiempo (hasta la caída del Muro de Berlín) en que el mundo era gobernado o por el comunismo soviético o por el liberalismo e imperialismo económico yanqui. Mafalda es hija de los grandes años 60 que cambió la vida e historia de la humanidad para siempre y hasta siempre.

Pero como el fuego que consume la madera, y se apoya en ella buscando el cielo, Mafalda arde y se agita en su siglo buscando lo que siempre lo trasciende, y le da sentido: la verdad, la justicia, la paz nacida de la cooperación y el trabajo conjunto, la libertad que emerja de las estrecheces de pensamiento y de miras. Ella es siempre la voz de la conciencia humana, que se niega a ser “rutina” que mata el alma, o dejarse “vencer por la vida”, quiere cambiar el mundo y hacerlo mejor, no sólo adaptarse a él olvidándose de sí y de lo que quiere y debe hacer. Mafalde es la rebeldía, es la libertad, es el respeto a pensar diferente, es pensar nuevo, es inquirir, cuestionarlo todo, es la alegría de vivir desde el ritmo y el movimiento. Mafalda es la descripción de este tiempo, subversivo, rico en miradas profundas sobre el derecho de las personas, pero también oscuro en fanatismos, en amenazas a la libertad, destrucción de los recursos del planeta.

Gracias Quino, por entregarnos a Mafalda, y gracias Mafalda por recordarnos, con tanta chispa y corazón inquebrantable, lo que no debemos olvidar… si no queremos perdernos a nosotros mismos. ¡Feliz 50 Aniversario!

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