22 noviembre, 2024

Los cuarzos

Justo el día de los fieles difuntos recibí una llamada telefónica de un amigo quien me indico que tenía de visita en su casa un familiar que había venido trayendo unos cuarzos, unas gemas de colores hermosas e impactantes. Fui a verlos y me encontré con casi una docenas de cuarzos, esas maravillosas joyas que nacen en la profundidad de la tierra, estos seres vivos poseídos de una exótica belleza, rara, profunda, estable, indecible. Brillaban como soles y llenaban con su presencia todos los espacios de la casa. Ante mí estaba una familia completa de cuarzos: papá y mamá cuarzos, rodeados de hijos, hermanos y otra parentela.

Nunca me había encontrado con tanta belleza mineral junta y parecía que me elegían estar con ellos, me sentí acogido y disfrutaba de este encuentro entre esta belleza que no cambia ni se enmudece, que no tiene fecha de caducidad y que ni la razón ni el ingenio humano ha creado. Los cuarzos caminaron hasta mi casa y ahora están conmigo y son parte de mi familia. Llegaron en forma inesperada, sin pensarlos ni desearlos, sólo llegaron y están aquí, ahora. Más que leer e investigar sobre los cuarzos, he querido sentirlos y que el sentimiento aflore y diga cosas. Que no sea una búsqueda intelectual sino que a través del sentir, abrir mi corazón a escuchar la voz de estas joyas de la tierra profunda y verídica. Los cuarzos son seres vivos, cuya formación ha tardado distintos ciclos en el tiempo del que afecta a los humanos. Son seres de otro mundo, de una belleza perdurable que recuerda su trabajar inagotado hasta ser lo que son: cuarzos, nada más, nada menos, podrán estar aquí, allá, siempre cuarzos.

No saben del espacio ni siquiera del movimiento, ni dependen de alimento alguno que no sean sí mismos. No tienen camino y existen para ser vistos, para bañarnos con sus dones y propiedades. Pueden sanar, curar, extenderse, proyectarse, realizar mil maravillas porque no están esclavos de nuestra ordinariedad, son seres exentos de lo humano para ser lo que los humanos debemos aspirar ser: SERES QUE TRANSMUTAN PARA CONVERTIRSE EN CONCIENCIA PURA. Los cuarzos son conciencia pura y son la esperanza en nuestra muerte.

Tanto los cuarzos así como todos los metales preciosos que se encuentran dentro de la profundidad de la tierra, constituyen el trabajar de la tierra, su labor trajinada para despertar a sus propios poderes y posibilidades. La tierra quiere dejar de ser tierra para ser sol y el sol dejar de ser sol para ser todos los planetas y todos los planetas trascender a ser vía láctea. Como nos dice la tradición, la posibilidad es para todo lo existente porque todo está conectado al TODO. El cuarzo está unido a la roca, sin roca no es cuarzo y la roca sin cuarzo sólo es roca.

Los cuarzos me recuerdan el hermoso don de la vida, sus distintas formas, maneras y modos. Tan vasta es la vida tanto la que crece en las alturas infinitas y en las profundidades desconocidas de difícil acceso y de tenebrosa entrada y salida. La vida y su extraordinario don de mirar, ver. La mirada del cuarzo sobre la vida humana que los alimenta cuando muertos estamos y estando muertos nos desintegramos para alimento de la tierra.

Del cuarzo me impresiona todo: su tranquila belleza, apacible, firme como sus puntas, apuntando hacia arriba, su don generoso de los muchos colores. Su olor penetrante a tierra húmeda, fresca, a piedra de todos los tiempos y de todas las tragedias. Poseen la belleza de infierno y la sanación de la promesa.

Todos los tiempos los cuarzos despiertos, lucidos, maravillados de estar aquí, conmigo, contigo, con la tierra, con el cielo y las tinieblas. Son matemáticas puras, lenguaje eterno entre arriba y abajo, palabra que convoca a la acción, al hacer, a vivir, a estar vivos mientras estamos vivos y a desear ser eternos, inmortales, imperfectos, reales, auténticos; uno, unidad. Siento que aparecen en nuestras vidas para traernos el amor, el amor que perdimos, del que nos ausentamos. El amor que no sabemos qué es, el amor que necesitamos para vivir. La tragedia humana es la ausencia del amor, somos seres derrotados sin amor. La riqueza de la vida es el amor.

Ahora están los cuarzos en mi vida, algo fuerte se cristalizó en mi vida que atrajo a estos seres de luz, calor, aire y tierra. Vienen de un reino, de adentro de la tierra, donde están los enterrados por muertos y transmutan todos los elementos para transformar la tierra. El misterio está adentro, los cuarzos, el oro de los dioses viene de adentro.

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1 comentario

  1. De lujo su relato, me ha gustado mucho, le comento que yo tengo una fascinación especial por los cristales, a diferencia de usted y con mi mayor respeto, solo me gusta observarlos, ver lo bonitos que son, no me se si son curativos o tienen propiedades que de alguna manera influyan en las personas, simplemente, me deleita verlos, le felicito, la verdad pensé que se trataba de una patología mía eso del gusto por los cristales, ahora se que una persona importante como usted también tiene gusto por ellos. de paso, le recomiendo probar con alumbrarlos con una luz brillante, el aspecto que adquieren es impresionante.

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