Amistad

Siempre me he preguntado qué es lo que logra un vínculo sentimental entre dos personas. Serán las vivencias experimentadas, la química, los gustos en común por una u otra cosa; a lo mejor pueda ser una atadura más profunda… ¿La del espíritu?

Mientras más vuelta le doy a la cabeza, me es bastante sencillo deducir que la respuesta más básica debe ser la idónea, pero cuando me baso en la observación me doy cuenta que hay vínculos que trascienden todo contexto, relaciones que exceden lo común, sentimientos que traspasan un abrazo.

Increíblemente estas ataduras no son fáciles de encontrar, pero he tenido la suerte de admirarla desde lo lejos. Con cada historia contada, cada expresión expuesta, cada sonrisa soltada se denota la sinergia entre dos seres; personas distintas que se encontraron y que lograron entenderse más allá de la razón y más profundo que el abismo.

¿Se imaginan ustedes la sensación de confort al saber que alguien más logra sintonizarse con sus vibraciones más elementales?

Es maravilloso ser partícipe de tan desbordante aprecio y admiración de este par de amigos.

Por supuesto que alguna vez se halaron de los pelos y que discreparon a más no poder, pero contrario al rencor que eso pudo haber generado, las fibras se entrelazaron más y los sentimientos se reforzaron.

WOW, que cosa más estupenda, que envidia más sana.

Y es que en las diferencias uno lograr encontrar su contraparte, su balance, su nivel.

Se me vuelve difícil tratar de razonar la dependencia de este par, pero para qué entender lo que es sencillo de visualizar. Acaso es natural que un montón de metal vuele por los aires, sin embargo cada vez los aviones son más grandes y llevan más gente.

Desconcertante, pero a la vez tan presente. Lograr una relación de amistad tan visceral es posible y agradezco a Dios haberme dado la oportunidad de poderla haber disfrutado aunque sea desde el costado de la cancha.

Gracias Docs por una lección de vida tan tierna!!!

Se que los volveré a ver juntos algún día.