“VIVA CRISTO REY” era una frase que decían los católicos en contra de los ateos comunistas en los años treinta del siglo pasado, el decirla causaba la muerte. El mártir AGUSTIN PRO. SJ, jesuita mexicano, murió joven por profesar su fe, y en México, uno de “los países más católicos del mundo”. Hoy nos volvemos a aterrorizar ante la masacre de 43 jóvenes mexicanos. ¡Sí que ocurren cosas raras en ambientes profundamente religiosos! Cuando escribo estas líneas, (16 de noviembre), estamos recordando el martirio de cinco sacerdotes jesuitas, profesores universitarios y dos mujeres que trabajaban en su casa. Uno de los más conocidos, el padre IGNACIO ELLACURÍA SJ, rector de la universidad, filósofo, teólogo, politólogo había trabajado por la paz en el Salvador, en 1989 le costó la vida. ¡Sí que ocurren cosas raras en países profundamente católicos!
La fiesta es más antigua, la Iglesia la puso para fomentar una devoción que quería fortalecer la cristiandad, gobierno cristiano en el orbe (Pio XI, 1925); pues, el azote del modernismo y sus principios ilustrados de igualdad, fraternidad y libertad dieron origen a los estados modernos, la democracia y la propagación de la educación en todo el mundo intentado superar el “oscurantismo de la fe”. ¡Sí que ocurren cosas interesantes en nuestro mundo!, pero qué pena que como creyentes no hayamos respondido a la altura y como institución siempre respondemos con miedo, prudencia y seguridades. La Iglesia nació del martirio, del testimonio de hombres y mujeres audaces, creativos que lo arriesgaban todo.
La fiesta hoy no le dice nada a la juventud. Un concierto de rock o pop convoca más que una misa solemne. El nombre como nombre, Cristo Rey, no llama la atención a jóvenes para sentir la propuesta de Jesús de Nazaret como un proyecto social, religioso que sin tomar partido ideológico me invita a la superación del egoísmo, de metas individuales a la verdadera fraternidad fundada en el reconocimiento recíproco del otro como hijo de Dios y como depositario de mi cariño, ternura y esperanza.
Cuando san Ignacio hablaba a los jóvenes de su tiempo sobre Jesús les decía: “mira cómo conquistar todo el mundo para un Rey tan bueno, para ello tienes que comer y andar como yo en las buenas y en las malas, en la pobreza y en la penuria” (EE 93ss). Así conquistó a Francisco Javier, hoy san Francisco, a Pedro Fabro, hoy san Pedro Fabro, entre otros. Pero, hoy no les dice nada a los jóvenes ese lenguaje, debemos recrear no solo la manera de hablar sino buscar experiencias significativas que den sentido a sus vidas. VOLVER A JESUS, ENTENDER SU MENSAJE PARA RECUPERAR LA BUENA NOTICIA DEL REINO DE DIOS será la mejor manera de rendir culto a Cristo Rey y de recordar a tantos hombres y mujeres que nos han dado ejemplo de la prioridad y del sentido de sus vidas a entregar todo a la causa de Jesús: el ser humano, imagen de Dios.
La parábola de los talentos bien leída es una forma de entender al Jesús, el Cristo que puede ser el Rey de mi vida si abro mi entendimiento y mi corazón a los valores de la vida, desde la confianza absoluta en un Padre/madre de todos, que me dio el ser, me crea y me recrea, confía en mí. Mateo 25: 14-30. Cuando un hombre dejó encargado sus bienes a tres empleados y a cada uno les da un monto significativo, (según expertos, distribuyó el equivalente de seis millones de dólares) y de estos, dos fueron buenos y fieles en duplicar lo recibido menos el tercero, que enterró su talento; allí el Señor me da pista para entender por qué puede ser el Rey de mi vida.
El mensaje de Jesús es claro: No al conservadurismo, sí a la creatividad. No a una vida estéril, sí a la respuesta activa de Dios. No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo arriesgado por transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al seguimiento comprometido a Jesús. Es muy tentador vivir siempre evitando problemas y buscando tranquilidad, no comprometernos en nada que nos pueda complicar la vida, defender nuestro pequeño bienestar. Los santos, los mártires de todos los tiempos nos dan ejemplo de lo que un creyente debe hacer en tiempos difíciles. Estamos llamados a una vida productiva, grande y amplia de horizontes. Quien solo busca cuidar su vida, protegerla y defenderla, la echa a perder. Quien no sigue las aspiraciones más nobles de su corazón por miedo a fracasar, ya está fracasado. Quien no toma iniciativa alguna por miedo a equivocarse, ya se está equivocando. Al final no habremos cometido errores, pero no habremos vivido. Cristo será Rey cuando yo viva de esta manera: arriesgándome por el amor, la verdad y la belleza.
Saludos. El título de este artículo me recordó a la CRISTIADA, México, entre la década 1920 – 1930 aproximadamente. Basta de este abuso de confianza y de la credulidad de las personas.
Napoleón Sotomayor