A los miembros del parlamento y gobierno de la unión Europea

He seguido con cierto detenimiento el tratamiento que ustedes, los unos como parlamentarios y los otros, como gobierno, de la Unión Europea, han dado al caso de los jóvenes escolares de Ayotzinapa desaparecidos, de buenas a primeras, casi como por arte de alguna magia negra… Las resoluciones, por supuesto, tomadas por ambos no hablan mucho a favor respecto a comprender lo que, en realidad y en vivo, sucede en México… Esto que aquí expreso, como periodista, escritor y docente universitario, de un país tan pequeño como Ecuador, en América del Sur, lo hago porque creo que una vida de verdadero bienestar siempre es posible, pero siempre y cuando se cumpla en plenitud de justicia y libertad…

Entre el 26 y 27 de septiembre del año en curso, fueron secuestrados 43 estudiantes normalistas en la ciudad de Iguala, del Estado de Guerrero, al sur de México, luego de haber sido asesinadas otras personas. El hecho ocurrió, según múltiples versiones, incluso de sobrevivientes, mediante la intervención de la fuerza oficial uniformada, tanto municipal como federal, evitando, además, que algunos heridos fueran atendidos en alguna casa de salud. Complementariamente, en la actividad familiar promovida por la búsqueda de los desaparecidos, fue encontrada la cabeza de uno de los muertos, desollada la piel del rostro y vaciados los ojos de sus cuencas. Han pasado más de 2 meses y nada, absolutamente nada concreto, sobre el caso se conoce con claridad y coherencia, por parte del gobierno central, en especial por la Procuraduría General de la República. La respuesta oficial a los familiares, que reclaman el retorno de sus hijos con vida a sus hogares, es la típica evasiva de que “se está haciendo lo posible”, pero sin resultados positivos…

Al parecer lo que sucede hoy en México responde solo a la desaparición de los 43 estudiantes aludidos. Pero no es así. Durante este tiempo de búsqueda se han encontrado, en el mismo Estado de Guerrero, fosas comunes, aquí y allá, con cadáveres recientemente enterrados o ya descompuestos. Procedimiento muy conocido, en la mayoría del territorio mexicano, a la vista de todos, pero bloqueado su reclamo so pena de integrar una próxima fosa quienes se atrevan a expresarlo. Tal evento no es de ahora. Desde que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) tomó el poder, y de esto hace más de 70 años, las elecciones han sido amañadas y arregladas, y adulterados, por tanto, sus resultados reales.

Los gobiernos que se han sucedido, con excepción, quizás, del que tocó administrar a Lázaro Cárdenas, han sido responsables de la manipulación, por voluntad y conciencia, de la sociedad mexicana en cuanto a promover, mantener e institucionalizar relaciones sociales de injusticia, represión, ausencia de libertades, logrando un estado totalitario, estructurado a través del miedo y el terror. Hasta 1963 solo la opinión del PRI era la válida y el PRI como partido único imponía, socialmente, su “razón de estado”. Los pequeños cambios ulteriores no hicieron gran cosa. Con la red de la administración estatal en sus manos, y con arreglos por cuotas de cargos y contratos con terceros, el mando del PRI sobre prácticamente todas las instancias federales, estatales y municipales sigue en vigencia.

Sabemos por demás, ustedes como nosotros, por los momentos históricos de castigo socio político que hemos vivido (los fascismos allá y acá, las dictaduras de la guerra sucia), que ningún tipo de autoritarismo puede subsistir sin presencia, como eje principal, de la injusticia. Injusticia sinónimo de ausencia de libertades y asistencia mancomunada del espanto del temor. Como bien aclaraba Tolstoy “Un estado que no impulsa la justicia es un gobierno de malhechores”. ¿Es que hay una mejor definición para los gobiernos de México que esta del autor de “La guerra y la paz”?. ¿Cómo calificar en contrario gobiernos comprometidos con el crimen, la represión, la coima, el ajusticiamiento sin juicios? Ahora con Peña Nieto se repiten las matanzas selectivas igual que la de Tlatelolco ordenada por Díaz Ordaz en 1968, la de Chilpancingo en 1960 con la culpabilidad de Adolfo López Mateo, la del jueves de Corpus ordenada por Luis Echeverría en 1971, la de Aguas Blancas de 1995 en la presidencia de Ernesto Zedillo… Y más, más y más…

Para los ciudadanos que sienten el problema de inseguridad y extorsión, día a día, “Solo hay impunidad y encubrimiento”, “Gobernantes desvinculados del pueblo”, “La delincuencia coloca en los estados sus cuotas de autoridades y hasta ciertos ministros, fiscales y embajadores son parte de las mafias”, “Seguimos viviendo un gobierno, igual que los anteriores, inepto y corrupto”. “El gobierno de Peña Nieto, no garantiza ni la vida ni el patrimonio de los mexicanos”. Es que el pueblo en general no puede olvidar que, incluso en el gobierno anterior al actual, de Felipe Calderón, desaparecieron, entre 1906 y 1912, más de 100.000 personas y no hubo culpables. Ni juicios. Ni cárceles. Solo impunidad. Siguen, igualmente, pendientes, más de 30.000 desparecidos, más de 115 000 desplazados, más de 50 000 niños reclutados por la delincuencia organizada, más de 120 periodistas asesinados. ¿Respuesta? Ni juicios. Ni cárceles. Solo impunidad.

Todo esto alborota cantidad de preguntas al mismo tiempo. Pero, para este caso, de la relación de ustedes con los gobiernos de México, hay una que sobresale entre todas… ¿Cómo es posible que siendo semejantes atropellos permanentes durante tantos años, y que por su continuidad y objetivo, configuran a estas alturas la meta de un genocidio organizado o si ustedes prefieren crímenes de estado pero todos comprendidos en el derecho positivo de la jurisprudencia internacional de Lesa Humanidad, ustedes decidieron firmar El Acuerdo Global del 2000 y la Asociación Estratégica del 2008, con este México de gobiernos espurios ? ¿Para qué sirve, entonces, la cláusula sobre el cumplimiento de las partes en derechos humanos y principios democráticos con las que ustedes validan, desde 1992, preferencialmente, los acuerdos comerciales y de cooperación?

¿Por qué creen que las delegaciones del gobierno mexicano pelearon y discutieron tanto para marginar dicha cláusula? Además, ya es tiempo, luego de transcurrido más de 2 meses que siguen desaparecidos los estudiantes de Iguala, estado de Guerrero, que hagan caso, tanto el Parlamento en conjunto como el gobierno de la Unión Europea, del pedido específico, que invocan tantas organizaciones mexicanas e internacionales, de suspender tales instrumentos jurídicos. Y detener, por supuesto, su modernización, aplicando la cláusula pertinente por violentar y no cumplir lo esencial de los mismos. Esto es, la práctica de los derechos humanos y los principios democráticos.

Hay muchas declaraciones, de intelectuales, autoridades, instituciones, sindicatos de trabajadores que, desde variadas perspectivas, explican el gobierno del presidente Peña Nieto como una aberración política, que de seguir administrando México llevaría a su pueblo a una confrontación que nadie quiere. Para la Conferencia Episcopal de México, por ejemplo, el país vive “una crisis humanitaria”. Por eso, insiste: “Si no hay atención a las víctimas de la violencia e inseguridad, no habrá paz en México”. Peña Nieto, sin embargo, al parecer ciego y sordo, pide, con un descaro impresionante, “superar el dolor de Iguala” (borrón y cuenta nueva). Para lograrlo, en su torpeza, ofrece reactivar el turismo playero, suprimir las escuelas normales (únicas para la educación en la ruralidad), prohibir las manifestaciones en lugares de mayor movilidad y tránsito, y propone aumentar en millones de dólares la maquinaria de seguridad para modernizarla con armas y capacitación… O sea, con el mayor descaro, declara que hay que continuar, con la política gansteril de siempre. De continuar estos Acuerdos por parte de ustedes sólo servirían para aumentar, junto con la rapiña gubernamental, la promoción y la persecución por el terror de los pueblos de México.

¿ Es que, parlamentarios y gobierno de la Unión Europea, se han dejado impresionar por las cosmetología barata, de tonadas rancheras y telenovelas insulsas, de un México lleno de democracia, libertades sociales, bienestar socio económico estable, que no resiste el mínimo análisis? Sería interesante que las Comisiones sobre Derechos que tienen a sus disposición se dediquen a formar un banco de datos referente a esta situación. A ver si lo que comienzan a comprender los releva de la creencia de que México vive en algún tipo de realismo mágico, simple fuente de ficción… Recapaciten señores parlamentarios y miembros del gobierno de la Unión Europea. Ahora!. Porque mañana puede ser demasiado tarde…