Una de las actitudes más chocantes en la vida, es la falta de profesionalismo, al menos que éste radique en decir mentiras, verdades a medias o en el desprestigio encubierto. Lo que se traduciría a que no son amigos sino enemigos, y debemos estar mucho más atentos a lo que dicen informar.
Jesucristo condenó la hipocresía, la falsedad, la falta de honestidad.
No les importa, inclusive afectar la imagen del Papa, sobre quien dicen informar, persuadiendo con falta de veracidad.
Voy al punto, se trata de una noticia publicada hace pocos días, titulada así:
“En Sta. Marta: ‘No basta el yoga para sentir la paternidad de Dios’”
(http://www.zenit.org/es/articles/en-sta-marta-no-basta-el-yoga-para-sentir-la-paternidad-de-dios)
Otro título:
“Papa Francisco: Ni mil cursos de yoga te darán la libertad de hijo de Dios”
(https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-ni-mil-cursos-de-yoga-te-daran-la-libertad-de-hijo-de-dios-23894/)
Si observamos, los títulos expuestos son sugestivos ya que inducen a pensar que el Papa Francisco está desacreditando el yoga. Por la trayectoria de este hombre llamado Papa de los católicos, sabemos que nada más falso. Este hombre que se desgasta trabajando por el bien de la humanidad y en nombre de Dios, no ataca sin fundamentos y no habla en el aire. Es un hombre bien preparado, equilibrado y sobrio en lo que dice, no habla por hablar; creo que piensa una y mil veces antes de decir algo, porque es consciente del poder y del impacto de sus declaraciones. No es cualquier persona de por ahí que habla dejándose llevar por sus arrebatos emocionales, ¡es un jesuita!, quien para llegar a ordenarse de sacerdote debió estudiar y estudiar, orar y sacarse el aire, para aprender a estar al tanto de lo que ocurre en el mundo compaginando la vida con la actitud compasiva y misericordiosa de los hijos de Dios.
Al leer el desarrollo de la noticia notamos que el Papa no se refiere al yoga dentro del contexto de esta filosofía de vida, él hace una reflexión sobre cualquier práctica espiritual, incluida la “catequesis” (cristiana), que no se realiza desde la profundidad del corazón humano; la homilía se refiere a “los corazones endurecidos”:
“¿Quién nos enseña a amar? ¿Quién nos libera de esta dureza? Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas estas cosas. Pero todo esto jamás será capaz de darte la libertad de hijo. Es sólo el Espíritu Santo quien mueve tu corazón para decir ‘Padre’. Sólo el Espíritu Santo es capaz de disipar, de romper esta dureza del corazón y hacer un corazón… ¿blando?… No sé, no me gusta la palabra… ‘Dócil’. Dócil al Señor. Dócil a la libertad del amor”
Sin embargo los medios, estas agencias de noticias, a las que algunos tachan de “ultraconservadoras”, toman unas palabras de todo el discurso y titulan la noticia “a su manera”, sugestiva por cierto, predisponiendo a algunos para pensar, hablar y seguir actuando en base a la ignorancia y a la falta de capacidad para investigar y aprender… y conocer bien sobre lo que se ataca o se condena, antes de dar opiniones tergiversadas, mal intencionadas o como mínimo, vacías, carentes de verdad.
Las falacias son razonamientos erróneos o falsos, puede incurrirse en ellos por ignorancia o por voluntad, como un modo de convencer mediante la razón. Las falacias pueden clasificarse de algunas maneras; entre las formas de falacia, en la que estas agencias de noticias han incurrido una se llama: “Apelar a la autoridad”.
Los titulares mencionados constituyen una falacia ya que en ellos se tergiversó la intención de las palabras, usando como base la autoridad del Santo Padre, su prestigio y su fama.
Además han incurrido en la falacia que “apela a la ignorancia” de la gente y a la “ambigüedad”, debido a una redacción “descuidada”, en apariencia. La premisa expuesta es falsa en un sentido, el Papá no quiso atacar a la práctica de yoga, es cierta en otro sentido, el Papá si dijo lo expuesto, aunque lo han sacado de contexto. Esto último ocurre comúnmente en los titulares de los periódicos, como en este caso. Por razones que ellos deberán saber, hacen lo que hacen…
Pero ante el buen manejo profesional son prácticas que resultan inaceptables, pese a que logran mayor impacto en base al sensacionalismo.
Una falacia es un engaño, es un argumento que “parece” válido pero no lo es. La mayoría de las veces, en periodismo, se cometen falacias intencionalmente para persuadir o manipular el pensamiento de los demás. En ocasiones, como la del caso expuesto, la falacia puede ser muy sutil, casi imperceptible para quien, por desconocimiento, cae en afirmar lo que lee.
Puedes ser ultraconservador, puedes ser de extrema izquierda, puedes ser del centro o no ser de nada, pero si trabajas en algo, la postura ideológica no debería llevarte por el lado equivocado, el del ser un mal profesional. El periodismo tiene sobre todo que ser objetivo.
Haz lo que quieras, pero ninguna postura en la vida o por la vida debe llevarte a trabajar mal o a medias; medio bien, medio mal. ¡Ambigüedad! ¡Tibieza! Este es el punto: ¡Di la verdad, has bien las cosas!
Para terminar, lo digo a la criolla: venga de quien venga, ¡me pudre la falacia!