22 noviembre, 2024

Solo puedo percibir tu percibir…

Si te quisiera hoy como te quise ayer,
Sería menos de lo que te podría querer mañana,
Porque mañana te voy a querer,
Mucho más de lo que te he querido hoy.

Necesito tu vivir para vivir,
Lo invariable es mi invariable amor por ti.
Tú eres mi destino; cariño,
Estás ligada a mí sino; mi bien.

Floreces cada mañana en el jardín de mis mañanas,
Te sueño en los ensueños de mis dulces sueños,
Solo respiro mi respiro si respiro tú respiro,
Eres mi verdadero sentido de existir.

Soy consciente de la sin conciencia del querer,
Vivo mis días para cada uno de tus días,
Has sido la más amada de mí concebir,
Eres la que me puede ver con los ojos del sentir; del percibir.

Siempre escucho tus silencios; solo existo para tus suspiros,
Mi hacer comienza a renacer por los sentimientos de tú recibir,
Te quiero en una convicción que deambula irrealidades,
Eres una efímera brisa que corre con su prisa.

Le has dado a mi vida un significado que nunca imaginé,
Mi corazón te canta las melodías armoniosas de un eco enmudecido,
Eres mi sueño anhelado; la mujer que me merezco, el amor que nunca tuve.
Mi pasión te grita los silencios más ruidosos que se llenan de todo lo que ya te he dicho.

Para ti guardo los candores que requieren tus ardores.
Enardezco en un fuego irrefrenable que se combustiona por su propia esencia,
Eres un mutismo misterioso que me exclama muchas cosas,
Un pensado sin pensar que solo piensa su pensar.

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Verdades Amargas

Otro precioso poema que del que no se conoce a ciencia cierta el autor, pero que es atribuido principalmente también a Juan de Dios Peza, es esta poesía. Un hermoso poema que describe con amargura el mundo en el que vivimos. El autor, nacido en el siglo XIX, nos demuestra con este verso, que el mundo no ha cambiado en todo este tiempo y que el hombre es el mismo: egoísta, prepotente, interesado, cruel y despiadado, que no busca la verdad, sino su conveniencia.

Me he permitido añadir y corregir este poema escogiendo versos de varias de las versiones que he leído y completando con métrica sus rimas. Leamos y disfrutemos de este hermoso poema.

Dolores Veintimilla de Galindo

Nació en Quito en 1830 y murió en Cuenca en 1857.

Esta escritora y poetisa ecuatoriana de altísima sensibilidad fue hija legítima de José Veintimilla y Jerónima Carrión y Antepara, lojanos acomodados residentes en la Capital. En su libro en prosa, “Recuerdos”, cuenta cómo fue su vida y cómo fue la engreída de su casa en su niñez. Allí relata el sentimiento que tuvo por un muchacho de 19 años, de quien fue amiga con el consentimiento de su madre, y a quien atribuyela mayor parte de sus buenos sentimientos. Al cumplir los 18 años, contrajo matrimonio en Quito con el Doctor Sixto Antonio Galindo y Oroña, Médico natural de Nueva Granada, quien vino a Ecuador a causa de las persecuciones políticas comunes en su Patria. Él se encargó de hacerle continuar su educación literaria. Tuvo un hijo y su esposo decidió viajar a Guayaquil, donde Dolores hizo numerosas y excelentes amistades, pues la ciudad le abrió las puertas. Luego de unos años, viajaron a Cuenca y luego su esposo viajó a Centroamérica, dejándola sola en Cuenca, donde resplandeció por su cultura.

1 comentario

  1. ME ENCANTA TODO LO QUE ESCRIBE EL DOCTOR PALACIOS, PENSARES Y ESTA POESÍA SON LO MÁXIMO, REVELA SER UNA PERSONA MUY SENSIBLE, COMO POCOS HOMBRES, ME DECLARO UNA ADMIRADORA TENAZ

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