Hoy que no es hoy mi cerebro ha decidido dejar de alucinar y me ha permitido ver la realidad tal como es, entonces estoy viendo caer miles de flores anaranjadas, rojas y lilas dando inicio al carnaval de la vida. Caen al piso y se convierten en alfombras que la gente recoge para embellecer las paredes, techos, cocinas y dormitorios. Las flores en las calles cayendo desde un cielo verde vivo, verde que te quiero verde, verde amor, verde olvidos, llenan de perfumes los ambientes y los espacios que nos trae el tiempo preciso que aquí ha desaparecido.
No hay ni existe el tiempo, en las calles no hay relojes que le recuerden a la gente que tiene un tiempo que cumplir y vivir. De todo lo que existe nada recuerda al tiempo, entonces no hay ansiedad, no hay temor, no hay miedo y no hay dinero. Todo lo que existe está para ser disfrutado, todo trae gozo, plenitud y serenidad. La vida sirve para ser vivida y nada más, no hay que pagar nada, ni orar a nadie ni a nada. No hay padres nuestros ni salmos rojos ni santos ni demonios. Es más, nada es santo, TODO ES y nadie sabe cómo es, cuánto es, por qué es y sí es para siempre. La gente nace y muere viviendo lo que quiera y donde quiera, sin embargo no somos reyes ni tiranos, cada cual es gozoso, sin culpas ni rencores. Como no hay pasado ni futuro solo existe el presente, ahora, aquí y ese es el único motivo para vivir, estar aquí y olvidar las deudas. No hay juicio ni gente juiciosa.
Veo ángeles y asaltantes, charlatanes y querubines danzando juntos en las aguas eternas que antes eran llamadas del bien y el mal, pero como ahora han desaparecido estos padecimientos, ahora son conocidas como las aguas de la perfección, porque ahora todo es perfecto, nadie opina mal ni bien de nadie peor de si mismo, no existen las palabras ya no hay silabas ni ortografía ni abecedario peor la academia de la lengua, todo el mundo se mira y ya sabe lo que el otro quiere y lo que el otro anhela es estar contigo en amor, placer, paz, tranquilidad, apacibilidad. Este es el mundo real hoy que lo veo sin la mente, sin la interpretación del cerebro sin que la sociedad o la tiranía de la educación me lo diga, me lo imponga, me lo ordene.
En este mundo real el estado de la gente es la libertad y ser lo que tiene que ser y ser para siempre.
Estoy embriago de liviandad, me explayó en desvergüenza y ser inocente es el movimiento natural de todo lo existente. Agarro una montaña, la trepo sobre mis hombros, la lanzo al infinito y regresa como un colibrí entonando una canción alegre que recordaba que la humanidad tenia un día a la navidad, ahora todos los días son natividad y año nuevo, juntos, porque lo verdadero está unido a lo bello, y lo bello es existir recordando que existo y estoy vivo.
Canto la gloria de amarte, se acabó la sequia y la lluvia es de oro y de deseos compartidos. Nadie quiere dinero, ha dejado de ser bendición para no constar, desaparecer, los bienes son de todos y hemos aprendidos a multiplicarlos sin capitalismo ni voracidad. Como no hay dinero no hay capital ni ricos ni empresarios ricos, magnates ni dueños de nada. Como ya no hay sillas no hay noes ni la gente conoce la soledad. Tampoco hay maltrato a las mujeres ni machismo ni feminismo, entonces tampoco hay infierno ni paraíso.
Continúo alucinando continúo y la vida continua también.