No es que me sienta viejo, al menos de espíritu trato de no serlo, pero de un día para otro se te presenta tu hijo y te dice Papi, este fue mi último examen del colegio y recién ahí te vas cuenta de todo el tiempo que ha pasado, y aunque no lo creas ese retoño tuyo, ya se ha convertido en un próximo bachiller de la República.
Hace sólo unos pocos días, nos felicitábamos con mis compañeros de promoción, ya que cumplimos 25 años de graduados, con la casualidad y con un premio adicional que también se convertirá en el primer año de graduado de mi hijo.
Mirar atrás ya no vale la pena, el tiempo pasó y lamentablemente no volverá, siento que como padre, he cumplido hasta donde mis posibilidades me lo han permitido, quizás estar más tiempo con mi familia sería una de la tareas que debo realizar con más acuciosidad, pero contento porque el fruto que se ha desarrollado, es a mi parecer un buen joven, con las metas claras y con la convicción que es más importante el servir que servirse, el dar que recibir, el ser y no parecer.
Dar buenos ejemplos en los tiempos actuales no ha sido tarea fácil, hay que llenarse de humildad y paciencia, como me repetía un gran amigo, para no tirar por la borda todo lo que uno ha tratado de construir durante el largo y duro trajinar de nuestra vida, pero ver a esa persona, que quizás ayer estuvo en tu regazo cuando era un recién nacido convertirse en un hombre de bien, es la mejor paga que Dios nos puede dar.
Le espera un camino duro, nuestra situación como país no es de la mejores, los escenarios que se están presentando, cada vez son más turbios, pero tengo la seguridad que él sabrá tomar las mejores decisiones y siempre buscará más que su beneficio, el bien común.
Por eso me siento satisfecho, por eso no me siento viejo, por eso más que todo, me embarga una nostalgia de tener que aceptar que esa ave en la que se ha convertido, próximamente buscará nuevos aires y nuevos vientos para volar, el síndrome del nido vacío, nos golpea a todos los padres, pero esa es una ley natural de la vida y debemos respetarla y asumirla, aunque por dentro nos parta el alma.
Son palabras que quería compartirlas con ustedes queridos lectores, cuando miramos atrás recién nos damos cuenta COMO HA PASADO EL TIEMPO.