23 noviembre, 2024

El IESS, un monstruo de mil cabezas

Como importante preámbulo, debo recordar que el Art. 4 del Código de Trabajo, expresa lo siguiente: “IRRENUNCIABILIDAD DE DERECHOS.- Los derechos del trabajador son irrenunciables. Será nula toda estipulación en contrario”, que la Ley de Seguridad Social, en su Art. 1 establece: “PRINCIPIOS RECTORES.- El Seguro General Obligatorio forma parte del sistema nacional de seguridad social y, como tal, su organización y funcionamiento se fundamentan en los principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiariedad y suficiencia”,

Que nuestra Constitución establece en el Art. 32.- “La salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustentan el buen vivir”, y en su Art. 34, establece textualmente lo siguiente: “EI derecho a la seguridad social es un derecho irrenunciable de todas las personas, y será deber y responsabilidad primordial del Estado.

La seguridad social se regirá por los principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiaridad, suficiencia, transparencia y participación, para la atención de las necesidades individuales y colectivas.

El Estado garantizará y hará efectivo el ejercicio pleno del derecho a la seguridad social, que incluye a las personas que realizan trabajo no remunerado en los hogares, actividades para el auto sustento en el campo, toda forma de trabajo autónomo y a quienes se encuentran en situación de desempleo”.

Por tanto, cualquier país del mundo que se jacte de civilizado y se deba a un ordenamiento jurídico y legal, cuyas normas establezcan claros conceptos en función de los derechos humanos y de la dignidad de todo pueblo, entonces sí que ahí podremos estar seguros de que se ha establecido una correcta relación entre las instituciones y los ciudadanos.

No es ¡POR DIOS! la primera vez que se hacen públicas las denuncias que se originan en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. ¡CLARO QUE NO! Al menos, desde que tengo uso de la razón, he visto como esta supuesta y noble institución, creada con los recursos propios de todos y cada uno de los ecuatorianos, cuya única y exclusiva función es la de preservar la salud de sus afiliados; considerando además que sus ahorros sirvan para dignificar su vida, luego de una sacrificada y muy larga jornada de años y años de trabajo; sea precisamente motivo del vil escarnio de parte de unos cuantos profesionales de la salud y administradores de turno.

Quiero muy sinceramente aplaudir la presencia del presidente Correa al visitar el día de ayer (Martes, 10 de febrero, 2015) el hospital Teodoro Maldonado, expresando que aquello es un desastre y constatar que, UNA VEZ MAS, en esa casa de salud campea la corrupción y que tanto un parte de los médicos (obviamente no todos) está corroyendo a mansalva un principio básico y un derecho pleno e irrenunciable de cada uno de sus afiliados; quienes realmente somos los verdaderos dueños de la institución.

Y digo “campea la corrupción”, por cuanto es pues muy necesario que se explique al país el destino de tantos recursos otorgados a esa institución, y que precisamente el presidente Correa supo manifestar que, luego de haber recorrido algunas áreas, refirió que no se utilizó la totalidad de los recursos asignados a su presupuesto y habló de la incompetencia en su manejo. Aquello debe ser investigado de manera urgente.

No es mi deseo además generalizar el tema de corrupción por el simple hecho de señalar a médicos y administradores, pues tengo el privilegio de conocer la muy correcta trayectoria profesional y contar con la amistad de algunos médicos, pero cada ecuatoriano; afiliado o no, sabe perfectamente bien que en esa casa de salud, se dan eventos denigrantes que ofenden a los afiliados. Y lo que es peor aún, se juega afrentosamente, día tras día, con sus vidas.

No es nada extraño, ni es una simple novedad, observar; por ejemplo, la prepotencia de parte de ciertos empleados y ciertos médicos de ese hospital, tratando a los pacientes como bien les venga en ganas, sin respeto y sin la más mínima consideración. Esto, no es nada difícil demostrarlo. Tampoco es extraño observar incluso la irrespetuosa actitud de parte de “ciertos gorilones” que se encuentran apostados en las puertas de ingreso de dicho hospital.

Sin presumir absolutamente de nada, debo recordar a mis lectores que como ex Diputado de la República, y a pesar de ciertas tramposas y perversas actitudes de ciertas personas pertenecientes a determinados movimientos políticos, quienes a toda costa manosearon tan nobles propósitos de reforma a una muy importante ley, me honra haber liderado la Comisión de Salud del Congreso Nacional, y de haber sido protagonista (desde el 2003) de la Reforma Integral que en ese entonces se hizo al añejo y caduco Código de Salud, ahora convertido en la Ley Orgánica Sustitutiva del Código de Salud.

Ojala pues que esta vez se cercene de un solo tajo aquella pútrida guarida de tantos y cuantos sinvergüenzas y oportunistas que, actuando cual roedores de alcantarilla cuando alguna autoridad los visita, solo piensan en desangrar los dineros de los ecuatorianos, a costa incluso de importarles un solo carajo la salud y la vida de los afiliados.

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4 comentarios

  1. Que triste comprobar que en gran medida el desastre del Hospital del IESS en Guayaquil se debe no a falta de recursos sino a mala administraciòn , ineficiencia , corrupciòn donde con màs pena aun se conoce que estan involucrados Profesionales de la medicina – Porque estas cosas no suceden en otros Hospitales del Pais ? , serà que los Medicos Guayaquileños ( con las excepciones de rigor ) tienen otra Etica , otra moral ? En que momento olvidaron su juramento Hipocratico para pensar solamente en llenarse los bolsillos a costa de los pacientes del IESS derivandolos a sus clinicas privadas , a sus laboratorios y a sus grupos mafiosos de colegas entontecidos por el dinero que comisionan y cobran despues al Estado Ecuatoriano por sus atenciones fuera del hospital- QUE VERGUENZA AJENA QUE TIENEN QUE SOPORTAR LOS BUENOS MEDICOS GUAYAQUILEÑOS – A los Medicos Corruptos deberian expulsarlos y retirarles el Titulo , asi como se les da de Baja a los malos elementos Policiales

  2. Me parece muy acertada las expresiones de VINICIO. Pero hay que agregar algo más: que esta CORRUPCIÓN viene desde hace muchos años,dándole el nombre de ELEFANTE BLANCO. Entonces ya es hora de parar este fenómeno y convertirlo en un verdadero hospital, profesional, científico, humano, generoso y salvador de vidas.

  3. Gracias por sus comentarios, Vinicio. Lo que pasa es que cierto grupúsculo de médicos se consideran intocables y se creen convincentes de su doble moral a través de un ?doble y perverso discurso?. Esto pues, en virtud de tan noble profesión. En lo personal, rescato y aplaudo la parte final de sus comentarios, mismos que con mucho gusto los transcribo textualmente: ?QUE VERGUENZA AJENA QUE TIENEN QUE SOPORTAR LOS BUENOS MEDICOS GUAYAQUILEÑOS – A los Médicos Corruptos deberían expulsarlos y retirarles el Titulo, así como se les da de Baja a los malos elementos Policiales?

    Un abrazo, RRO

  4. Pienso que el principal problema del IESS es en la mayoria de los casos «Un conflicto de Intereses» Porque antiguamente era normal pero impractico que el Director de un Hospital sea un Medico que en el mejor de los casos conocia de su profesiòn pero desconocia sobre administraciòn Hospitalaria , y en lo que se refiere a conflictos de Intereses muchos Medicos trabajaban en Hospitales Publicos no por afan de servicio o vocaciòn humanistica sino para darse a conocer entre los afiliados y pacientes que luego derivaban a sus consultorios y clinicas privadas con diversas excusas como falta de tiempo o falta de recursos hospitalarios que ellos si disponian en sus centros particulares – Aclaro que estas situaciones son en la mayoria de los casos , pero siempre existen escasas excepciones dignas de admirar.

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