- El libro (y la película), por supuesto, en sintonía con el mundo de hoy, presenta la relación de “amor” entre el varón y la mujer sin referencia alguna al Plan del Creador sobre la Humanidad: La procreación, dentro del matrimonio para formar una familia. Reduce la relación varón-mujer exclusivamente al sexo, y el sexo al placer, y todo en un ambiente de absoluta y total esclavitud de la mujer “cosa” al hombre “dueño”.
- Efectivamente, refleja la degradación que con demasiada frecuencia, somete el varón a la mujer. Una joven ingenua, Anastasia, es deslumbrada por un millonario guapo y ejecutivo de 27 años, Christian Grey ,y aguanta todo con tal de retener el hombre a su lado. Ella se transforma en una basura moral con el pretexto de curarle a él de sus traumas. A pesar de que la película es pornografía para mujeres, y está destinada sobre todo a ellas, vende la imagen de una mujer indigna, adicta al hombre, sin decencia humana en absoluto. Es una película del mundo de hoy para la típica mujer de la revolución sexual: tan desvinculada de Dios, como adicta al varón, aunque éste sea abusivo y explotador, y la “use” de espaldas a la dignidad personal, a su destino, a su familia, a un posible futuro digno.
- Por esto, el libro y la película son un espejo del antifeminismo mundano de hoy; de cómo y hasta qué punto el hombre ha degradado y corrompido la visión de la mujer, y de cómo la relación varón-mujer ha perdido para el hombre de hoy toda dignidad. Para este hombre mundano, Anastasia es sólo una cosa que se usa y manipula al servicio de sus bajos instintos, camuflados en sus traumas del pasado. La visión de la mujer en el libro y la película es absolutamente machista: Anastasia, inconsciente mente machista, está dispuesta a sacrificar todo por “su hombre”, por los caprichos de Grey, y ha de arrastrarse sin moral alguna para que él logre sus egoístas objetivos. El libro es tan amoral que toda mujer que posea un mínimo del sentido de su dignidad, lejos de leer el leerlo (o ver la película,) los ha de rechazar frontalmente. Es un libro tan pervertido (se decía en la revista Fucsia, cuando salió el libro) que cuando una mujer lo ha leído no se lo cuenta a las amigas que no crean que ella es una pervertida.
- El libro también da la imagen de un varón degradado. Un varón con dignidad no puede ver la película y salir de la sala sin sentir vergüenza… Si es que lleva a su chica a la sala, es porque no le importa para nada la dignidad de la mujer que lo acompaña. La imagen del “príncipe” que presenta hace poco favor al hombre. “Siempre tuve la idea – dice una articulista- que el príncipe azul era aquel hombre valiente, fuerte, que te cuida y te protege, que te respeta y te ama tal y como eres, que solo busca tu bien y el hacerte sentir como toda una princesa, ¡un hombre de verdad! Sin embargo, en este libro, lo pintaban como un ser egoísta, poderoso, con muchos traumas que arrastraba desde su niñez que necesita cariño, pero el cariño para él consiste en transformar a la mujer en su esclava sexual. El personaje lleva a la protagonista al nivel máximo de sumisión y sometimiento”.
- ¿Leer la novela porque todo el mundo la ha leído, o ver la película “porque todos estarán hablando de ella? ¿Conviene comer un alimento podrido para conocer a qué sabe? ¿Probar basura para con el fin de tener criterio para orienta a los demás? No se necesita meter la mano en el fuego para saber que puede quemarte. No necesitamos probar el mal para saber sus consecuencias ¿Para qué está Dios entonces? No se puede ver esta película para después confesarse. Sería burlarse de Dios y un típico pecado contra el EESS.
- Lamentablemente, el libro y la película reflejan la triste realidad de la mujer de hoy. “¿Cuántas veces (dice una articulista) somos deslumbradas por cosas banales, nos dejamos someter por nuestros enamorados y simplemente no queremos darnos cuenta de que estamos haciendo muchas cosas únicamente para que ellos se sientan felices? Por hacerlos sentir bien, por temor a quedarnos solas. Muchas veces renunciamos a lo que realmente queremos y, a pesar de eso, continuamos en una relación tormentosa, que nos obliga a no ser nosotras mismas, permitiendo inclusive que nos humillen con tal de “mantener la fiesta en paz”. Anastasia, la protagonista, es un ejemplo de lo que no debemos hacer y no debemos permitir”.
- “Debemos amarnos a nosotras mismas para poder amar de verdad a otros. Debemos cuidar nuestro cuerpo, amar nuestra dignidad y protegerla. A veces sentimos que es mejor seguir con una vida superficial, llena de egoísmo, por miedo a lo que vendrá, nos limitamos, dejando que nuestros estándares bajen porque no nos creemos capaces de controlarnos. Un mujer degradada moralmente por y para un hombre le dice: No valgo nada. No tengo dignidad, ni destino. Úsame y déjame.”
- “Realmente me rompe el corazón que tantas mujeres estén leyendo este libro como si ofreciera alguna “fuente de verdad” o sustancia auténtica para nosotras. El libro es : “alimento podrido”, alienta la violencia sexual y el abuso emocional de la mujer . Nuestro primer acto de rebeldía es no comprar el libro, ni permitir que te lo presten o ir a ver la película… Y si ya tienes ese libro, te pregunto: ¿qué harías tú con un alimento podrido? ¡Eso es lo que debes hacer con ese libro! ¡No tengamos miedo de ir contracorriente!”
- Lo más grave del libro y la película: está en la descontextualización de la sexualidad el contexto del Plan divino sobre la criatura humana. ¿Qué niña digna y en sus cabales tiene ilusión de ser encadenada desnuda a una cama por un hombre, de tal modo que él pueda hacer con ella lo que le dé la gana, convirtiéndose en un depósito dentro del cual el hombre “hace sus necesidades” fisiológicas sexuales. Los hombre del campo, cuando van a hacer sus necesidades digestivas, dicen “voy a desocuparme”. Un hombre del campo me dijo un día: “No, yo no me desocupo en cualquier mujer, yo sólo me desocupo en la mía… “ ¡Qué pena¡ “Desocuparse”.
- Los Primeros cristianos tuvieron que ser fieles a Jesucristo, cortando con una serie de costumbres paganas, tales como ir al circo para ver cómo una fiera devora a un esclavo. Ellos dejaron de ir al circo por ser cristianos. El cristiano del siglo XXI debe hacer lo mismo ante los medios técnicos que brindan corrupción. La humanidad hoy se ufana porque la esclavitud fue abolida “hace siglos”. Pero hoy asistimos otra esclavitud: la esclavitud sexual de la mujer. La prostituta recibe un dinero por entregar su cuerpo; per no es engañada. El hombre paga y ella se entrega. Todo claro. Pero la que se entrega fuera del matrimonio y fuera de la prostitución, por un lado, no recibe nada económico y, por otro, se entrega en un ambiente en el que todo es mentira. ¿Qué situación es la peor, la de la prostituta o la de la que se entrega engañada por nada a cambio?