“Manera de ver e interpretar el mundo”
Real Academia Española – Diccionario
Partiendo de esta corta pero precisa definición, reflexionaremos sobre lo que significa nuestra cosmovisión en la vida diaria, la de nuestras ciudades, países, regiones, continentes y cómo las diferencias de las mismas ocasionaron, y lo siguen haciendo, los conflictos mundiales que en estos días se han agudizado.
Esa suma de cultura, medio ambiente, valores, vivencias, religiones, tradiciones, teorías, educación y muchos más aspectos que conforman nuestro ser y hacer, el de nuestra comunidad , ciudad, país o región, define cómo vemos e interpretamos el mundo.
El primer conflicto surge de la convicción de cada quien, de ser dueño de la verdad y tratar, en muchos casos y en todos los tiempos históricos, de imponerla al resto de los humanos con métodos pacíficos o violentos, pero en todo caso esto es un proceso continuo y permanente.
¿Cómo vamos a lograr integrar y superar el choque cultural, cuando estas cosmovisiones son diametralmente opuestas y se encuentran compartiendo un mismo espacio físico y geográfico? Este es el caso de las naciones receptoras de emigrantes en occidente. Los aborígenes de dichas naciones receptoras, más evolucionadas al haber superado muchas divisiones entre ellas, con lamentables confrontaciones y millones de vidas perdidas hace algunos años y siendo también que aun ahora no las han superado completamente, se enfrentan a problemas al abrir sus puertas sin condiciones ni controles, basadas en nobles ideales pero ante difíciles realidades. Los occidentales no solucionaremos así los conflictos.
La cosmovisión occidental, con cualquier creencia religiosa, racial o cultural incluida, es totalmente diferente de la cosmovisión islámica y su actitud, estática, intransigente y fundamentalista, en muchos casos.
Lo preocupante es que el choque de cosmovisiones está dado y el resultado es impredecible y se agudiza cada día.
Hay puntos de acercamiento por intereses económicos y geopolíticos, pero debe haber otro para poder alcanzar un posible resultado positivo, en el campo de las cosmovisiones.
Lo primero, como ya lo expuse en otros artículos, es el de la liberación integral de las mujeres, cuna de la vida, y los niños, esto expresado en el marco de los derechos humanos de la ONU y no en el de las religiones para evitar conflictos estériles.
El ver e interpretar el mundo, la cosmovisión debe integrarse en un documento universal en las Naciones Unidas a partir de un diálogo y acuerdo entre todas las naciones del mundo, que deberán suscribirlo y respetarlo como condición para ser parte y/o continuar perteneciendo a dicha organización mundial.
Estos serían los primeros pasos hacia la nueva humanidad que debe consolidar, después de sembrar y desarrollar la cosmovisión unificada del planeta Tierra, para proyectarnos en el futuro al cosmos, al Universo y a los viajes y contactos interplanetarios.
No podemos seguir matándonos y destruyéndonos, respetemos nuestra rica diversidad sobre la base de un profundo respeto por la vida, la libertad, el medio ambiente, las culturas y todo lo que somos porque, de no hacerlo, pasaremos destruyéndonos y reconstruyéndonos, y con ello retrasando y frenando nuestro futuro como humanidad civilizada y con proyección más allá de nuestro planeta.
Ojala los líderes mundiales entiendan este enorme desafío y actúen oportunamente.