24 noviembre, 2024

¡Afuera las tripas!

Está claro,  ¡existimos!, aunque a veces la vida parece un sueño, y otras veces una pesadilla.

Lo real es que estamos aquí. Vivimos lo que nos toca, nos guste o no nos guste. Hay evidencia de los hechos pero nos negamos a aceptar que han sucedido, no admitimos haber perdido la pista, es decir, es difícil aceptar que estuvimos despistados. Por lo tanto nos perdimos.

Revisando “La Náusea” de Sartre,  es evidente que la vida a veces te da ganas de vomitar. Tal como está escrito: Y de repente, algo se rompe.

Ese algo que no volverá más, porque terminó, ya no existe.

Pasamos la vida en una lucha, la lucha para sobrevivir, cada uno quiere sobrevivir, porque vivir es algo complejo, queremos un “sobre”, algo por encima de lo que ya hay, queremos más. Probar el desafío cerca de la línea del fuego.

Nos dijeron, cuando niños, que existía el infierno, estamos seguros que existe, que en algún lugar se encuentra con sus puertas que arden y están abiertas sin cerrarse jamás, para que pasen por ahí hasta la caldera eterna, todos los malditos pecadores no arrepentidos del planeta. Pero igual caemos, nos la jugamos, y olvidamos aquello que nos dijeron cuando niños. Después, sólo queríamos probar…pero te quemas. ¡Cómo te quemas! Afuera las tripas. Es un mundo complejo, más que complejo, es un mundo absurdo, incoherente, malvado y absolutamente físico. Es nuestro mundo.

De ahí que no es en vano la pregunta: ¿No sería yo una simple apariencia?

Y eso porque también nos dijeron que fuimos  hechos “a imagen  y semejanza” de alguien, que por algún motivo que aún no sabemos, motivo al que llaman amor, nos creó y nos mandó a vivir aquí, en este sitio bello pero podrido al que llamamos la Tierra.

Y decir bello pero podrido no es algo malo. Los ríos son bellos, pero ahí van los desperdicios de toda la humanidad. Y así, en todo lugar bello, habrá algo no bello.

Así que podríamos ser una simple apariencia, de alguien que se deleita en su juego, con millones de juguetes terrenales. Es como el cuento del soldadito de plomo, que llegó a sentir amor por su bailarina. (En la mente de su dueño)

¿Por qué nos las jugamos? Porque también nos dijeron, entre tantas cosas que nos han dicho, que igual seremos perdonados. Pero recuerdo a Judas, el que fue  infiel, “más le valdría no haber nacido”. ¿Y entonces en qué queda la cosa?

Bien, parece que en  esta telenovela, la misma vida se las cobra todas.

Quizá las puertas ardientes no existan en otro sitio, están aquí, y se abren para que pases de lleno hacia los placeres…hacia el paraíso de los antojos absurdos…luego al salir, están cerradas y pesadas, cuesta abrirlas para poder escapar.

¿Y para qué destriparse el corazón? ¿Para qué escribir sobre tanto absurdo?

“Los discursos de un loco, por ejemplo, son absurdos respecto a la situación en que se encuentra, pero no respecto a su delirio.”

¡Quizás este sea mi delirio!

Queremos construir y exigimos muchas cosas, criticamos otras, maldecimos por algunas. ¿Qué es lo que tiene sentido? Solo el pensamiento. Es importante esto de pensar, insisto en el tema. “Hay un momento, al principio mismo; en que es preciso saltar a un precipicio; si uno reflexiona, no lo hace”.  ¿Cuánto cuesta reflexionar? Cuesta lo que vale el tiempo de las cosas útiles. Pero envueltos en lo inútil, lo pasajero y lo superfluo…envueltos en la vanidad y en la codicia, ¿qué se espera?

La gente tiene miedo, nadie quiere mostrar sus tripas. Las tripas apestan. Todos ocultamos la verdad, cueste lo que cueste, aunque también nos dijeron claramente, que solo la verdad nos hará libres. Pero eso parece no estar claro.

Muchos tienen miedo porque se sienten solos, entonces piensan en morir: “…me sentía tan espantosamente solo que pensé en el suicidio. Lo que me detuvo fue la idea de que nadie, absolutamente nadie se conmovería con mi muerte, que estaría aún más solo en la muerte que en la vida.”

No viven, no mueren. Nada. “…era una vez un pobre tipo que se había equivocado de mundo…”

“¿De qué tienes miedo? Cuando queremos comprender una cosa, nos situamos frente a ella. Solos, sin ayuda; de nada podría servir todo el pasado del mundo. Y después la cosa desaparece y lo que hemos comprendido desaparece con ella.”

Pero bueno, aquí, atrapada en mi delirio, a veces, en días como éste cuando pese al intenso sol y la suave brisa… si busco algún recuerdo para confortar, encuentro entre la bruma tu sonrisa.

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