Suicidios en Ambato

Este es un artículo de opinión doloroso puesto que voy a escribir sobre el suicidio. Me refiero a la noticia que procede de Ambato donde se indica que en el presente año ya van 26 los muertos por suicidios desde Enero hasta la presente fecha. Los dos últimos ocurrieron la presente semana: un niño de 10 años y una chica de 14, que decidieron quitarse la vida hasta ahora por motivos desconocidos. En Ambato la alarma se disparo puesto que este pueblo noble y festivo está viviendo este fenómeno que desconcierta y desconsuela.

La cifra es patética, más de seis suicidios por semana y el temor mayor: ¿quién es el próximo? Decidir suicidarse es un hecho dramático, inexplicable. Me pregunto: ¿qué puede llevar a un niño de apenas 10 años por autoeliminarse? ¿Cuál es su sufrimiento a su tan corta edad que lo lleva a tan drástica y total resolución? O a la niña que recién cumplidos sus 14 años se despidió de este mundo? ¿Hay tanto desanimo, desinterés, desazón en nuestros jóvenes con este mundo que lo heredan con esta marca de la sofisticada tecnología?

¿Qué quieren nuestros jóvenes? ¿Los estamos escuchando? En mi casa estoy rodeado de jóvenes, chicos y chicas que sueñan, se moderan, se agitan, quieren alzar vuelo y aquel que se retrae haciéndose preguntas. Pero todos están distraídos y parecen normales, son normales, hasta que  de pronto están envueltos en una coraza de aislamiento en la que ya no puedo penetrar ni me interesa indagar que pasa allí, porque se aíslan de papá. mamá, tíos, abuelos.  Creo que la más grande pena de la sociedad actual es que los padres ya no hablamos con nuestros hijos ni los jóvenes hablan con los padres ni abuelos ni mayores.

26 muertes voluntarias en menos de cuatro meses son una estadística horrenda, denota el fracaso de una sociedad que no  puede garantizar la salud emocional de la sociedad. El suicidio es una derrota ante la vida y sus posibilidades, también es un descalabro social, es una estadística  pesimista, muestra el estado alterado que se está viviendo y del que parece no hay solución

Me temo que en este caso está presente el efecto  migratorio: jóvenes criados sin la presencia de sus padres o con la ausencia de uno de ellos. También la sociedad consumista con su dios dinero que no da esperanzas a quien no exhibe riquezas como señal de triunfo. La propiedad, el sentido de este tiempo es el dinero, solo cabe ganar dinero y en abundancia, ese es el éxito y cuando no lo hay o no lo suficiente entonces es el fracaso y en nuestra sociedad no hay nada peor que el fracaso o ser perdedor.   El suicidio es desesperanza.

¿Qué pasaría si todos decidiéramos suicidarnos? Suicidarnos por moda o por culto o por gusto o lo que sea. Que en vez de esperar la muerte o que nos agarre por sorpresa o recibirla por edad o porque nos llego la hora, simplemente suicidio, o que intervenga el estado, los gobiernos y se decrete el suicidio por austeridad o por castigo electoral por no haber votado por el líder supremo. ¿Qué pasaría? O que las broncas personales y resentimientos en vez de contratar sicarios pedir a la justicia el suicidio de alguien por enemistad o también por feo, fea, gorda, flacucho o por no cumplir con los estándares de calidad y belleza.  En vez  de matar mandar a suicidar a alguien o a comunidades enteras. Suena ridículo y macabro, un rechinar de los dientes. Para mí los suicidios de Ambato son un hecho que reclama la atención del país entero, es algo tétrico, nos afecta a todos. Es una comunidad cercana a nosotros, es una muerte que se ha desatado y en forma dolorosa.