Nos dicen los cientistas sociales, ¨que para bien o para mal, todo el universo es un cóctel de orden, desorden, de organización, de caos. Estamos en un universo donde no podemos dejar de lado lo imprevisto, lo incierto, el desorden. Tenemos que vivir y tratar con ese desorden…¨(H. Assman). Otro nos profundiza, ¨en un universo totalmente ordenado no habrÃa innovación, creación, evolución. No habrÃa existencia viva ni humana. Del mismo modo, en el desorden total serÃa imposible ninguna forma de existencia, porque no habrÃa ningún elemento de estabilidad sobre el que sustentar una organización¨(Edagr MorÃn). Para ser más precisos, nunca será posible para nuestra inteligencia humana conocer la totalidad absoluta de las causas que originan los fenómenos. Nos hallamos en un proceso aproximativo de ir descubriéndolas.
O sea, ¿qué nuestra realidad es incierta y debemos vivir con la incertidumbre? ¿No existen certezas absolutas? Si respondemos afirmativamente a estas preguntas estamos cerca de la verdad, pero no de toda la verdad. Si bien para la ciencia no lo hay, para el ser humano lo debe haber, evidentemente más allá de lo fÃsico, no tanto en lo metafÃsico, sino en una realidad no dual. Somos parte de un todo y ese todo es mayor que las partes, mi mente no lo podrá conocer como conoce o se relaciona con las cosas, pero si puede postular su existencia a la que llego por rastros y huellas, como cuando conozco a un ser humano, jamás lo podré encerrar en un concepto, el ser humano es misterio y es sagrado por ser persona y porque me asombra, para bien o para mal, muchas veces, pero es una realidad. Debo aprender a vivir con la incertidumbre. Nos toca vivir en un mundo de incertezas teóricas.
Si es verdad todo lo que se dice en los párrafos anteriores ¿PARA QUÉ SIRVE ESTUDIAR? ¿QUÉ LOGRARE CON MI ESFUERZO NO DE UNOS CUANTOS AÑOS, SINO DE TODA UNA VIDA, YA QUE HOY EN DIA SE HABLA DE EDUCACIÓN PERMANENTE?
Mi querido joven, me gustarÃa convencerte y darte muchas razones del para qué estudiar. La mejor respuesta, es la que logras descubrirla por ti mismo. Pero no somos una isla y no somos los únicos que hemos existido y existimos en este mundo. Hay un gran legado de nuestros antepasados, que jamás se lo pagaremos y este es el legado espiritual, el desarrollo de la inteligencia, el decirnos que hemos pasado del hombre del cromagñon, del australo pitecus, cuya máxima expresión es el homo sapiens, no me dice mucho. Me admira de dónde venimos, lo más importante no se ha dado cómo desarrollamos nuestros talentos y de todo lo que podemos hacer, desde el invento de la primera lanza, como herramienta de defensa hasta el último dron que puede llevar una minibomba y causar miles de muertes, desde la primera pala o pico hasta el último perforador o tractor que puede recoger cientos de metros me habla de todas las posibilidades que se pueden hacer si desarrollamos la inteligencia, pero la verdadera razón está en saber dar respuestas a nuestros problemas hoy y avanzar en aquello que nos hace personas, nos hace humanos. La historia del saber es una aventura, pero no se estudia para repetir respuestas de otros en otro tiempo, sino para pensar y alumbrar a los demás con el saber productivo y humano que nos hace falta para ser feliz y vivir bien.
Hoy nos faltan lÃderes, es cierto, pero por ello entendemos que necesitamos un mesÃas sabelotodo o todopoderoso que venga a guiarnos y sacarnos de la oscuridad e incertidumbre que vivimos, que nos dé pensando como dicen por ahÃ, que nos impongan leyes por borreguismo y no por discernimiento. Estudiamos para encontrar la luz que nace de nuestro interior y para sacar la luz verdadera que el único lÃder capaz de orientar y dar vida verdadera al ser humano y guiarlo por la sendas del saber y del sabor, pues estudiamos para saborear la vida, vivir con sabidurÃa ese lÃder verdadero, ese maestro es Jesús. No lo busques fuera, sino dentro de ti no acumules teorÃa descubre la vida en la relación con otros y con el gran Otro, Dios.