Una polémica opinión publicó la Dra. Cecilia Ansaldo en su columna dominical de diario El Universo. ” ¿Principalmente madres?”. He aquí mi opinión al respecto. En primer lugar me parece que el texto corresponde a un manifiesto feminista militante, que guía al lector, principalmente mujeres, al desprecio de la maternidad por una moda actual basada en ideas y en el mercado.
La consideración y experiencia personal de la Dra. Ansaldo es colocada en el alegato, como una norma vigente que las mujeres deben seguir. A ella le ha ido bien no teniendo hijos, sin embargo ¿puede asegurar que a todas las mujeres es igual? El don o gracia, dado a la mujer de la reproducción y maternidad es concedido por la naturaleza, por la creación que la eligió para perpetuar la especie después de un embarazo de nueve meses y de compartir intimidad con un hombre. Así ha sido desde que el mundo es mundo y desde que la humanidad es humanidad, es ahora que el mercado lleva a la mujer a despreciar la maternidad llevada por la moda o por la idea de que eso permite a las féminas “otras posibilidades de vida” como dice la autora; para reemplazar la maternidad por la sociedad de consumo o por la soledad, como viven miles de mujeres después de entregarse totalmente al mundo del trabajo. Dice el referido discurso de la Dra. Ansaldo que “la maternidad y la paternidad deben ser una posibilidad y no una obligación”. ¿Es eso cierto? ¿No es una exageración? O es apenas un acto de negación de la realización humana a través de la procreación. En mi experiencia personal mis hijos no han sido ninguna obligación sino una responsabilidad amorosa con infinitas posibilidades de vida, algo de lo que evidentemente no puede hablar la Dra. Ansaldo.
¿Qué acción humana física o intelectual puede ser vista o comparada desde la maternidad? Hay miles de parejas en el mundo que no se les ha concedido el don de ser padres y ruegan a Lo Alto los auxilie para cumplir ese deseo de amor. Ese es el asunto de fondo: el amor. Esta sociedad privilegia el lucro no el amor. Privilegia el dinero no la familia, en el texto publicado el capitalismo voraz es nuestra familia. Recibir un hijo no es caer en el mercado de las obligaciones a la que está condenada la mujer, sino que el principio de ese sublime acto es el amor, el dar y el recibir. Todo hijo es un acto de piedad. Un hijo no es una maestría ni un PhD, es un acto que ennoblece a una sociedad, es el mayor sentido de la vida, es ver el milagro de la plenitud. La sociedad actual niega eso, quiere que la mujer deje de procrear para en sus momento de vida esté mejor frente a un televisor o frente a una maquina como fuente de felicidad. Conozco muchas mujeres que en su vida se dedicaron al trabajo y ya adultas se arrepienten no haber tenido un hijo porque la actividad laboral nunca las hizo feliz, solo el pago un sueldo.
El problema no somos los hombres que hemos condenado a la mujer a toda clase de torturas desde siempre, como dice cierto feminismo. También las hemos amado y las amamos y hemos creado maravillas para su felicidad y alegría. Es la condición humana emocional y la esclavitud a ideas que han encadenado por igual a hombre y mujeres. La humanidad necesita que se aliente el amor y la compasión no la negación de una posibilidad de ver el resultado del encuentro de amor de hombres y mujeres que se han unido en el amor. Desde luego tampoco estoy a favor de los embarazos de adolescentes porque constituyen un comportamiento irresponsable, sino que refiero, como una idea que aparece como necesidad del mercado, pretende sustituir una ley natural destinada a la continuidad de la especie en donde está incluido conocimiento, misterio, sentimientos, ternura, deseos muy profundos y magnánimos. En la maternidad esta contenido todo el misterio de la vida y la creación de la familia, núcleo de la sociedad. ¿De dónde venimos? ¿Qué sentido tiene estar aquí? Que una sociedad aliente que sus mujeres no tengan hijos, no procreen por el glamur que la sociedad les ofrece, me parece una tragedia.
Es cruel leer una aseveración así de una mujer que además de ser maestra, es dama. El asunto es que el estado aliente guarderías y otros beneficios de ley, pero se premia a las mujeres embarazadas con maternidad gratuita y un ajuar para el recién nacido y después nada. Por ahí va la cosa no con la creencia falsa que el embarazo es un accidente, ¿por Dios santo puede Ud. asegurar eso? ¿Quién puede afirmar eso? La vida es un misterio y cuando alteramos sus leyes soberanas, advierte la crueldad, la decadencia. Tener hijos es la continuidad del amor de parejas, de sus encuentros sexuales felices, de darse alegría mutua: para los otros interviene la ley. ¿Entiende eso? Si usted no pudo o no quiso, deje que las demás tengan sus embarazos felices, es un don de la mujer la maternidad, con ideas no van a poder cambiar eso.
Apoyo totalmente tus comentarios señor editorialista, viva la Vida, vivan las Madres, vivan los Hijos, viva la Familia!
Es la base de nuestra existencia, viva el Amor entre un hombre y una Mujer con Fidelidad!
Totalmente de acuerdo, señor Rangel. La experiencia personal de la sra. Ansaldo solo muestran sus propios prejuicios y sus motivaciones personales. De ninguna manera son plan de vida ni proyección personal para todas las mujeres, para quienes el milagro de la concepción seguirá siendo importante en su realización.
Totalmente en desacuerdo con usted Sr. Rangel Donoso. Las mujeres no somos vacas reproductoras. Si alguna de nosotras no desea tener hijos; nadie, repito, nadie tiene el derecho de criticar su decisión. Es su libertad, y no somos dioses para ordenarles que tengan o no una prole. Deje en paz a la Sra Ansaldo. No se meta con las damas, y retire ese discurso de politiquero cursi. No veo qué diantres viene a hacer el capitalismo en medio de la decisión personal de ser o no madres. Su discurso es retrógrado, machista y ofensivo para la Sra Ansaldo, y para el resto de damas. ¡No faltaba mas!
La mejor cosa q le puede pasar a un hombre es una hija, tengo una, después de esto la mejor cosa es ser abuelo. Tengo un nieto. La naturaleza es esa. Quien no ha criado un hijo, quien aún no tiene nietos no entenderá muchas cosas. Funciones complementarias tienen ellas y ellos. Que triste hubiera sido mi vida sin mi madre, o sin mi padre o sin mis hermanos, lo complementan mi hija y mi nieto.
Con todos mis defectos tengo el amor de familia.
La familia es lo q Ud señor Rangel quiere exaltar y dar prioridad y lo celebro
Ni tan brillante que deslumbre, ni tan tenue que no alumbre…
Ni la Lcda. Ansaldo se opone radicalmente a la maternidad…ni el Sr. Rangel se cree omnipotente para obligar a todas las damas a ser madres.
Criticamos a los intolerantes y sin embargo pecamos de lo mismo con cosas tan simples…
Respetemos si queremos ser respetados.