Aparentemente las consultas populares, denominadas así porque se originan desde la voluntad del pueblo, significarían, en la práctica, un deterioro para la estabilidad de una democracia. Al menos esto es lo que puedo percibir a través de un llamado de atención de un lector sobre mi comentario “ La otra cara de la moneda”, publicado este 6 de mayo. Recibo algunos correos por cada artículo que entrego al público. Unos a favor y otros en contra. Para mi todos son importantes. Pero, desgraciadamente, no puedo contestar todos, aunque de algunos, eso sí, me valgo, para contrastar mis siguientes entregas.
En este caso, el autor del correo, considera que no hay necesidad de consultas populares ¿Por qué? Pues, insiste en que ya el pueblo eligió a sus representantes en la Asamblea para que, justamente, estos deliberen sobre los problemas que se suscitan en la ciudadanía y respondan con las soluciones idóneas. Además deja aclarado que “ la democracia no es perfecta pero es el mejor sistema vigente en la mayoría de los países…”, y que ésta se fortalece si un candidato pueda ser elegido una y mil veces…
¿Seguro?. Pero irse alejando de su imperfección es clave para, aunque a pasos cortos, ir ampliando su validez y legitimidad. La Constitución es, justamente, el instrumento jurídico, sine qua non, para promover, con su práctica, tal evento. A mayor contenido constitucional, libertario y de justicia, mayores opciones de bienestar creativo para las grandes mayorías. La Constitución entraña, por eso, mediante la definición de cada artículo, protección y seguridad para cada individuo en particular y la sociedad, en tanto comunidad o colectivo social. Semejante situación solo puede darse, de manera coherente en función de la democracia, con plena independencia de los poderes que integran un Estado, tal cual lo expresa la Constitución. Lo contrario conlleva autoritarismo del poder y malversación política de la democracia, al negar, de facto, el Estado de derecho.
Las consultas populares son convocatorias del pueblo, en plenitud de derecho, COMO ÚNICO SOBERANO, entiéndase bien UNICO SOBERANO, para salvaguardar la estabilidad de la democracia al detectarse errores, falencias , deslices o exabruptos del poder… El Art. 104 de la Constitución ecuatoriana dice, taxativamente, en su párrafo 4to, “La ciudadanía podrá solicitar la convocatoria a consulta popular sobre cualquier asunto” y, además, con vinculación a su texto, el Art. 105 expresa “las personas en goce de los derechos políticos podrán revocar el mandato a las autoridades de elección popular”. Y el Art. 106, en su tercer párrafo, concreta que “El pronunciamiento popular será de obligatorio e inmediato cumplimiento”.
Está claro, entonces, que nada ni nadie puede objetar que el pueblo se proyecte en la democracia, profundizándola en su esencia de libertades, a través de su propia voz. Los funcionarios públicos, como autoridades pagadas con el erario fiscal (DINERO DEL PUEBLO) tienen solo la opción de obedecer el mandato popular. De no cumplir con la Constitución, en cuanto a libertades, justicia y bienestar , tal cual está definida en la misma, o actuar anticonstitucionalmente, deben ser revocados. No hay otra alternativa.
¿Afectan estos sucesos a la democracia? Por supuesto. Pero exclusivamente para bien… En beneficio de su perfección. ¿O hay que permitir, por ejemplo, que la alternabilidad constitucional del cargo presidencial, se la deje de lado por el capricho del mandatario que, creyéndose enviado de los dioses, quiere seguir en él, indefinidamente? ¿O es que algún artículo oculto de la Constitución dice que este cargo es vitalicio? Contra este desprecio por los derechos constitucionales del pueblo hay que, entonces, exigir, una CONSULTA POPULAR, para que el propio pueblo defina, si prefiere la democracia o un canallesco autoritarismo… En Latinoamérica los ejemplos contra la democracia se multiplican día a día…
¿Qué hacer con los gobiernos corruptos del partido de los Trabajadores de Brasil que, con el dinero robado a sus mismas empresas nacionales, como Petrobras, financian sus campañas políticas, para seguir robando? Lula y Dilma Rousself, deben ser enjuiciados. ¿Y la gestión de lavado de dinero de Roxana Baldetti, ex vicepresidenta de Guatemala en colusión con, Juan Carlos Monzón, su ex Secretario particular? ¿Y la actividad del gobierno fascista de Venezuela, Maduro y Cabello de por medio, que encarcela a sus opositores y los descalifica como candidatos por exigir una sociedad en democracia?¿ Y la impunidad de los narco gobiernos del PRI mexicano, hoy con Peña Nieto de líder, para con los criminales culpables de miles y miles de asesinados, desaparecidos, secuestrados, mercadeados en el tráfico de órganos y prostitución?
¿Es que, por lo tanto, parar toda esta basura, a través de acciones que la propia Constitución ampara y dicta, tal es una consulta popular o juicio desde el Congreso, perjudica, deteriora, debilita a la democracia? ¿Justificación por ingenuidad? ¿Cómo así, si no es por la ilegitimidad del poder, con que denigran y pisotean la democracia, estos tiranuelos pueden permitirse tanto despotismo y prepotencia? Insistimos… Las consultas populares son convocatorias del pueblo, en plenitud de derecho, COMO ÚNICO SOBERANO, entiéndase bien UNICO SOBERANO, para salvaguardar la estabilidad de la democracia al detectarse errores, falencias , deslices o exabruptos del poder…
Marco : estoy 100 % de acuerdo con tus comentarios, y a la partida de imbeciles que no quieren prever lo que se viene a nuestro querido Ecuador , siguiendo los dictamenes del eterno «presidente» cubano y su secuela de robolucionarios, que se vayan a vivir a CUBA o VENEZUELA, si tan maravilloso es ese sistemas de gobierno como pregonan,y quieran cambiar el nombre de Ecuador a ECUAZUELA.
Solo agregar que no es ECUAZUELA, sino ECUBAZUELA.