¡Por los niños del mundo!
Junio 1/2015
“El primer derecho que tiene un niño, es ser amado” dijo Margaret Sänger en el siglo pasado -1986- a lo que yo le adicioné algo importante, diciendo -El primer derecho que tiene un niño, es ser deseado, para como hijo ser amado-
Y es que ser hijo, requiere de la pareja humana, hombre y mujer unidos en el amor conscientes, que convertidos en padres, llegan a constituir la familia; base fundamental para la vida del niño.
Por lo que vale también anotar como otro derecho esencial del niño, tener una familia, lo que significa, tener padre y madre juntos, que lo amen y hagan su destino.
En uno de esos “Días del niño” me preguntaron una vez- ¿Cuál era el sueño de mi vida al respecto?- Y esta fue mi respuesta, que la reafirmo siempre:
-Sueño con una bandera gigante cubriendo la tierra, del color de todas las banderas de los países del mundo y debajo, millones de niños caminando, con paso seguro, tomados de las dos manos, la una por su madre y la otra por su padre. Y digo con paso seguro, porque tomados de una sola mano, su paso es inseguro.
De ahí que mi llamado hoy, convertido en grito, es a los jóvenes y adolescentes de este siglo.
A tener bien claro el concepto de amor, para no caer en nombre de él, en la gran tragedia de traer al mundo vidas humanas para formar las huestes de niños venidos al azar sin ser deseados, criados como mal sin remedio, por mujeres casi niñas que, primero lo escondieron deseando que muriesen y al nacer, huérfanos negados hasta de un nombre por el hombre que lo engendró.
De ahí mi llamado es, especialmente a las mujeres, a no caer víctimas de la trampa mortal del sexo irresponsable, para no traer más niños no deseados, niños tristes convertidos en hombres y mujeres del mañana, también tristes, amargados y frustrados.
¡Jóvenes y adolescentes de hoy y siempre!
¡Vivid! ¡Vivid los días de sueños e ilusiones de esta vuestra edad! hasta alcanzar las metas necesarias para convertiros en la pareja humana, creadora de la sociedad más noble de la tierra -La familia- base fundamental de la felicidad del niño y rubricar así, su derecho a como hijo, ser amado.